Marte: Súplicas

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    Han pasado tres semanas desde que Venus se fue de mi vida. La he buscado en su casa, en su centro, en todos lados, pero ella no me quiere ver. La última visita que hice me había quedado plantado afuera de su habitación toda la tarde, pero no quiso abrirme. Estoy a punto de salir de la casa cuando el padre de Venus me llama a su taller de herrería. Ya adentro, él muestra gran preocupación por su hija y me pide que le cuente desde mi punto de vista lo sucedido.

—Le juro señor que jamás engañé a su hija con nadie —insisto en mi inocencia con la única persona que me puede ayudar a recupera a Venus.

—Comprendo señor Marte, sin embargo mi hija esta desolada, usted mismo se acaba de dar cuenta de eso —comenta el hombre preocupado por el bienestar de su hija—. Le voy a pedir un gran favor, pero por nuestra señora, no le vaya a decir a mi hija que le dije.

 Salgo de esa casa con la mayor noticia que pude haber recibido jamás, me dirijo hacia mi castillo caminando, ya que necesito tiempo para pensar y digerir esta situación. Le ordené al padre de Venus que me informara sobre cualquier eventualidad que le pudiese pasar a Venus; y él me hizo prometerle que me haría cargo de mi hijo.

 Un hijo, un pequeño retoño que crece en el vientre de la mujer que amo. Es una gran sorpresa y un gran impulso para recuperar a mi Venus, le dije a Enzo que le daría mi apellido, aunque para poder hacer eso y que ese niño no crezca como un bastardo, tendría que desposar a su madre. Aunque la pregunta sería ¿Cómo haré para que Venus me acepte otra vez?

 Camino distraído por todo el reino, las personas notan mi presencia y se arrodillan. Al  llegar a mi castillo, le envío un mensaje a mi señora para pedir audiencia con ella mañana temprano. Me encierro en mi estudio el resto del día pensando en la vida de mi futuro hijo, cómo llevaré la relación con su madre si no quiere saber nada de mí, ¿mi familia aceptará a mi hijo? ¿Aceptaran que él sea mi heredero? Sé que la respuesta será un no, pero tengo la esperanza de que Venus me perdone y quiera volver a estar conmigo.

 La mañana siguiente me arreglo; tengo el rostro demacrado por el estrés que me causa no poder estar cerca de la madre de mi hijo. Bajo veloz para recibir a mi tía, me encanta que siempre que le envío una carta para verla, ella hace todo lo posible para venir rápido a mi encuentro.

—Marte, que grato es verte —ella me abraza emocionada, pero su rostro cambia en cuanto me ve realmente—. ¿Qué ocurre mi niño?

 Ella siempre ha sabido lo que me pasa tan solo al verme; cuando me fui a vivir con ella a su palacio cuando apenas tenía doce, sentía una gran tristeza porque mi hermano se había ido dos años antes y no tenía a nadie con quien hablar aparte de Franco, ya no podía ver a mis padres y no sabía controlar mis poderes. Ella fue un gran consuelo para mí en esos tiempos y ahora más que nunca necesito su consejo. La guío hasta el jardín donde comemos el desayuno.

—¿Me dirás que te ocurre? —pregunta afable.

—Venus me dejó —contesto abatido. Le cuento lo ocurrido con Venus, le cuento el incidente con la mujer que maté y como Seth me cobrará, y le cuento sobre mi futuro hijo.

—¡¿Está embarazada?! —exclama atónita—. Marte, esto es serio. Ni siquiera es tu esposa…
—Lo sé, ese mismo día que le iba a proponer matrimonio, ocurrió todo lo que le conté —me paso las manos al cabello—. Quiero estar cerca de mi hijo y su madre, pero no sé qué hacer porque ella no quiere verme…

—Tranquilízate en primer lugar —me toma de las manos—, recuerda que ella te ama y recapacitará en haberte dejado. Y segundo, hay que resolver este tema del heredero —me suelta y respira profundo—. Sabes perfectamente que cualquier niño nacido fuera del matrimonio no tiene derecho a heredar y a tener nuestro apellido…

El Nacimiento De Un Imperio [II Libro De La Saga Dioses Universales]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora