Changbin tenía ganas de dormirse en la fila de compras, enserio que no tenía ganas de acompañar a Hyunjin ni a Seungmin a la tienda de decoración ¿Qué culpa tenía su pobre alma para que lo obligaran a madrugar? Era increíble.
— ¿Este está bien? — le preguntó Hyunjin a Seungmin mostrándole un pastel de frutas y glaseado de chocolate.
— Supongo que sí, es el más bonito de la tienda y no hemos encontrado el que vimos en Internet — dijo poniendo unas velas de chispas en el carrito de compras — paga por ese pastel y vámonos, tenemos que llegar a la casa antes de que los demás despierten a Jeongin.
— ¿Enserio tenemos que hacer esto por el feto? — preguntó Changbin bostezando — a mí jamás me hicieron algo tan elaborado, par de garzas.
— Ya te he dicho que te voy a conseguir la entrada a esa repostería que tanto le gusta a Felix, ahora solo cierra la boca y haz la cola — Changbin le mostró el pulgar y se fue llevando el carrito — dios, espero que acabemos pronto.
— Me sorprende que hayas decidido hacer algo por el cumpleaños de Jeongin — le miró a través de los estantes — después dices que no te interesa.
— Solo lo hago porque no quiero que pase su cumpleaños encerrado en la casa.
— Ajá — se rio tomando unas guirnaldas — ¿y por eso te levantaste a las 5 de la mañana para encontrar cupo en esta pastelería sabiendo que es su favorita? Incluso estás llevando decoraciones y pagaste para que te trajeran a primera hora su regalo.
— Disfrutas tu vida en hacer enojar a los demás, ¿no? — Kim asintió feliz — le diré a Chan que te deje cojo.
— Evitas mi pregunta porque sabes que no tienes el valor para darme la respuesta. Acéptalo Hyunjin, te mueres tanto por Jeongin como él por ti.
— Bueno ¿y quién te crees para venir a decirme que le gusto o no?
— Todos lo notan menos tú.
— ¡Es cierto! — gritó Changbin desde la fila.
No pudo hacer nada más para evitar la interrogante lanzada, y si lo estaba o no, es su problema ¡no el de los demás!
— ¿Saben qué? Ustedes no tendrán pastel, permiso.
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Jeongin estaba durmiendo tranquilamente en su habitación, ayer estuvo hablando con su madre y su hermano mayor hasta tarde, habían quedado en verse pasando su cumpleaños — el cual era hoy — para así irse de viaje en familia aprovechando que su hyung estaba de visita. Pero toda su tranquilidad se vio interrumpida cuando sintió el peso de un cuerpo caer encima suyo.
— ¡Mi estómago! — se quejó en un grito — Dios mío ¿Qué t-...?
— Es hora de callar, — Felix se acercó a él y empezó a ponerle una venda en sus ojos — es la hora mágica.
