𝑻𝑯𝑬 𝑬𝑵𝑫𝑳𝑬𝑺𝑺 𝑵𝑰𝑮𝑯𝑻. ☞︎︎︎𝘾𝙍𝙊𝙎𝙎𝙊𝙑𝙀𝙍.

CAPITULO NUEVE

▌ THE ENDLESS NIGHT  ▌
CAPÍTULO NUEVE

Jim siguió a Skuld al interior de la tienda, su interior decorado de la forma en que una bruja decoraría su pequeña taberna en el centro de un espeluznante bosque. Pero Jim hizo a un lado ese sentimiento, queriendo saber más de lo que esta mujer tenía reservado para él.

Un fuego ardía bajo en el medio de la cabaña, su humo denso se escapaba por el agujero de arriba, cortado en la tela. Le dio al espacio una mirada misteriosa y el Cazador solo deseaba poder leer la mente de la dama en busca de respuestas.

—Una cosa en su momento, querido—, dijo Skuld como si hubiera escuchado sus pensamientos.

Metió la mano en un mueble y sacó una calavera que parecía ser la de un dragón y la colocó con cuidado sobre su cabeza, dejando que sus brillantes ojos verdes deslumbraran a Jim con su cabello trenzado de jengibre descansando sobre sus hombros.

—No pasará mucho tiempo y sabrá todo lo que necesita para volver a casa, sano y salvo como lo desea.

—Realmente lo hago— Jim tragó, cerrando los ojos con Skuld y ella le devolvió la sonrisa. —Pero, ¿cuál es el precio?

Jim sabía que las brujas no hacían tratos sin algo para pagar su parte de magia. Skuld podría no ser Morgana, pero ella era una hechicera, no obstante, tenía que buscar trampas.

—Oh ... eso depende—,dijo Skuld, rodeando el fuego para unirse a Jim, que todavía estaba en la entrada. —¿Estás listo para que abra los ojos?

—Estoy bastante seguro de que lo he visto todo—, comentó Jim, encogiéndose de hombros. —Pero bueno, si hay más, dispara.

Skuld se acercó a él de una manera seductora, asentando una sensación incómoda en las entrañas de Jim porque ya tenía a su querida Claire. La mujer trazó su delicada mano sobre la armadura delantera del Trollhunter hasta que alcanzó su rostro y le agarró la barbilla con suavidad, obligándolo a mirar en su dirección tanto si estaba cómodo como si no.

—Jim, es hora de que entiendas algo—, dijo Skuld, clavándose en sus ojos de un azul puro como si ella estuviera alcanzando su alma y arrastrándola. — Nunca se puede contar con nadie. Y ciertamente no con sus nuevos amigos, de esta o de cualquier otra tierra. Eres diferente. Estás entre los poderosos.

Jim se apartó, sin gustarle adónde iba esto. No estaba dispuesto a dejar que esta bruja entrara en su mente y hacerle creer que Hipo y Astrid no eran dignos de confianza. Los Jinetes de Dragones habían demostrado que estaban aquí para ayudar. No iba a creer en nada más.

—No—, dijo Jim, mirando a la hechicera a los ojos. —No te dejaré hacer esto.

—Es una simple verdad que tendrás que enfrentar tarde o temprano, Jim—, dijo Skuld, sus palabras paralizaron al Cazador antes de que se fuera. —Si depende de otros, nunca encontrará su lugar.