Capitulo 22: Encuentros inesperados

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Hannah

Luego de una tarde entretenida con el libro, zambullidas en el mar y ver hacer toda clase de actividades con mis padres, decidimos que es hora de volver a la habitación, cambiarnos e ir a comer en el restaurante Italiano que tiene el hotel.

Mi padre es el primero en organizarse, está tremendamente guapo, con un pantalón hasta la rodilla, una camisa roja tipo polo, sus sandalias playeras y un hermoso sombrero. Apenas mi madre sale del baño, le organizó su cabello para que no se vea tan despeinada, se coloca su vestido playero largo rosado con flores y sale en busca de mi padre.

Siempre me dejan sola organizándome, pues soy la que mas me demoro y sabiendo que tengo a un espectacular profesor rondando por el hotel, tengo que estar más que despampanante.

Salgo de la ducha de agua fría y escucho la voz de Robert y Karen al otro lado de la puerta. No entiendo muy bien qué es lo que dicen, pero mi curiosidad me lleva hasta la puerta y mirando por el huequito que tiene la puerta, observo como él y Karen discuten de algo.

Escaneo a mi sexi profesor que está con un pantalón corto café claro, una camisa blanca, una camiseta de jean encima de la blanca y un sombrero café oscuro a juego. Suelto un suspiro cuando mi mirada cae a sus labios rosados carnosos y recuerdo el encuentro que tuvimos esta tarde.

Me muero por otro beso, por otra caricia.

Sin darme cuenta mi mano viaja hasta la manecilla de la puerta, pero antes de que la abra, caigo en cuenta de que no es el momento adecuado, estoy en toalla y mis padres me esperan para la cena.

Suelto un suspiro, camino hasta mi cama donde encuentro el vestido blanco largo con escote pronunciado en la espalda, el sombrero negro playero y el panti de encaje blanca para que no se note tanto. Me secó un poco el cabello, me hecho el tratamiento para que no se vuelva rebelde y me visto a toda velocidad.

Antes de salir checo que Robert no está aún por ahí y para mi fortuna no se encuentra en ninguna parte, tomó el bolsillo pequeño donde están mis pertenencias, la tarjeta de entrada y salgo rumbo al restaurante.

-Sabe que espiar a las personas es de mala educación- La voz de Robert me frena en seco, dándome una descarga eléctrica por todo el cuerpo.

-Robert- Abro los ojos cuando lo veo recostado en la pared de la cabaña, justo al lado de la puerta.

-Esta espectacular señorita González- Se incorpora y camina hasta plantarse frente a mi. -Se que no tenemos tiempo para más, pero me muero por hacer esto-Sus manos viajan desde sus bolsillos hasta mi cintura, me atrae a él y colocando una mano en mi barbilla, me besa con una pasión que soy impotente a no responderle el beso.

En ese momento todo quedó en blanco, solo la sensación de su beso, sus labios, su lengua rozando cada parte de mi, penetrando mi boca, llenándome  de su sabor. Mis manos cobraron vida, viajando hasta su cabello, tiro su sombrero y me aferro a él como un náufrago a una tabla. Sentí el peso de su cuello cuando mi espalda tocó la pared de la cabaña, doy un salto que el compendio y me ayuda a colocar mis piernas alrededor de su cintura, sus manos ahora en mi trasero, apretandolo con deseo y desespero.

-Hannah- Gruñe mientras mis manos bajan por su espalda y mis dientes muerden delicadamente su labio inferior. -Dios Hannah, te deseo, te deseo como no tienes idea-

-Robert- La voz de un hombre nos saca de nuestra atmósfera cargada de pasión, Robert se colocó rígido, me ayuda a bajarme de él y se voltea lentamente. -Viejo mi madre nos está....-Un hombre un poco más joven que él, no muy alto, con un cuerpo atlético, ojos azules y cabello claro se acerca lentamente. -¿Interrumpo algo?-

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