24. Tell Her You Love Her

3.6K 473 270
                                    

1: 51 “Cuando te canses, porque esto se te escapará de las manos e iniciará un incendio que nunca se apagará... date prisa, el tiempo se acaba. Pero no huyas antes de decirle que la amas” —Echosmith.


NEAL

Esto de compartir habitación con Hallen comenzaba a sacarme de quicio.

—A Powell le rompieron el corazón, ta na na na —golpea sus baquetas contra el espaldar de la cama —. Y ahora anda gruñón, ta na na na.

Voy a matarlo.

—Pero sigue esperando que ella vuelva para rogar por su perdón —canta rápidamente — ta na na na.

Ya está.

Sin siquiera levantarme del suelo, en donde he pasado dos horas practicando con mi guitarra y aguantándome las bromas del moreno, le arrojo un zapato que encuentro por ahí... y aterriza perfectamente en su cabeza.

—¡Auch! ¿Qué demonios, Powell?

—Debiste pensarlo dos veces antes de molestarlo —dice Maxim, entrando a la habitación sin siquiera llamar. Supongo que ha tomado mi tarjeta, ya que dentro del hotel en el que nos estamos quedando las tarjetas funcionan como llaves para las habitaciones.

Aún no tengo claro como consiguió Maxim que nos dieran dos suites, pero no iba a cuestionarlo. No solo es nuestro mejor guitarrista, sino también el mejor mánager y líder que tenemos.

—Solo trataba de animarlo —se queja Hallen.

—O enloquecerme —le digo.

—Ya, encima que te estoy dando un concierto gratis me vienes con eso —se pone una mano en el pecho, dolido. Pongo los ojos en blanco y me concentro en el teléfono en mi mano.

No he recibido otro mensaje de ella desde que me escribió agradeciéndome por el peluche que compré. Tampoco dijo nada acerca de las notas, entonces respondí con un “no es nada”. Pero entonces, me envió un par de calcetines. Calcetines como las que una vez le describí, las que utilizaba cuando tenía pesadillas siendo un niño. Ese día tuve tantas ganas de montarme en mi auto e ir a verla, pero caí en la realidad, y luego tuve que encerrarme en mi habitación y componer durante horas y horas con la bolsa de regalo en una esquina.

Encima, el festival es mañana y todos estamos un poco tensos y expectantes ante lo que va a pasar después. Hace unas semanas que llegamos a Nueva York, y por orden del cronograma del festival tuvimos que aparecer en entrevistas, programas de televisión y otras cosas que nos dejaron con la boca abierta. Tampoco esperábamos recibir tanta atención, lo juro, las visitas en nuestros vídeos caseros habían subido como espuma.

Era una puta locura.

—¿Podrías dejar tu autocompasión de lado y concentrarnos en la llamada de esa agente? —me consulta el moreno.

Hace unos días, después de nuestra aparición en una estación de radio de la ciudad, alguien se contactó con Maxim. Resulta que ese alguien era Madison Hart, agente de una de las disqueras más famosas del país Hart&Redd records. Quería que nos reuniéramos con ella después del festival, y sorprendentemente, ella estaría ahí con el resto de los agentes de las diferentes disqueras principales que patrocinaban el concierto.

Tres canciones para Ash ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora