Capitulo 1

783 34 3
                                    

Bienvenida al infierno

Es imposible ver un problema teniendo los ojos cerrados, pero aun así seguimos haciéndolo cerramos los ojos todo el rato para ignorar nuestros problemas, aferrándonos a la posibilidad de que al abriros todo haya desaparecido, se haya solucionado sin nosotros formando parte de esa solución. No puedo decir que he visto muchas cosas porque estaría mintiendo ,no he visto ni un cuarto de lo que el mundo ha estado preparando y cuidando para nosotros y deseo verlo, deseo conocer cada rincón que se ha podido crear, cada diminuto detalle que hace que algo sea único pero tengo miedo, tengo miedo de abrir los ojos para contemplarlo y ver que no es lo que imaginaba, que ni se acerca a lo que tenía en mi cabeza tengo miedo ha defraudar a mis expectativas, de darme cuenta de que no es que no sepa encontrarle el color a las cosas sino que no tienen color, de que el mundo es tan gris como nos lo pintaban y en imposible hacerlo bonito. Y ahí uno de los mayores problemas, el miedo, esa sensación en la que notas como tu cuerpo está dormido, como millones de pensamientos pasan por tu cabeza a la vez que un escalofrió recorre cada centímetro de tu cuerpo despertándole poco a poco, haciendo que lo único que quieras hacer sea llorar, y ahí es, es en ese preciso momento en el que vemos los problemas y cerramos los ojos disponiéndonos a ignorar todo y esperar una solución, una gota de esperanza que consiga llenarnos tanto que hasta tengamos ganas de abrir nuestros ojos de nuevo. Cada uno tiene sus problemas al igual que cada uno tiene sus miedos, pero siempre he pensado que el único miedo que podría atorméntate mientras vivieras incluso estando muerto era la muerte, o al menos eso pensaba. Mi madre siempre me ha dicho que era una persona especial y lo era joder, claro que lo era, me gustaba retar a la vida para poder ver a la muerte desde mas cerca. No le tengo miedo a la muerte, nunca lo he tenido, siempre me ha gustado la idea de poder alejarme de todo sin remordimientos y para siempre. Pero si soy una persona con miedos: tengo miedo a descubrir cosas que deben seguir cubiertas, a tener problemas pero no soluciones, a odiarme a mi misma por lo que soy, el no tener ganas ni de respirar, el descubrir que los sueños solo están para ser sueños y no para ser cumplidos, tengo miedo a la realidad, ha abrir los ojos y darme cuenta de que todo sigue con el mismo gris de siempre y mis problemas no han conseguido desaparecer. Ahí es cuando me doy cuenta de lo insignificantes que somos, tenemos miedo a realidades que no pueden ser paradas y ha cosas que ni siquiera tienen forma física, pero aun así intentamos arreglarlo, nos dejamos la piel arreglando daños sin darnos cuenta de que no solo son daños, porque podemos arreglar rasguños pero no podemos arreglar lo que ya esta roto.

-Michelle-. Reconocía esa voz, mi madre intentaba despertarme, pero yo no quería hacerlo, me encantaba estar en trance, yo sola y mis pensamientos, adoraba esa sensación.

-Michelle por favor-.Note como mi mano se humedecía, estaba llorando y suplicándome que despertara, ¿porque me hacia esto? quería seguir ahí, no quería despertarme pero tenia que hacerlo por ella, era lo único que le quedaba.

Abrí los ojos con la esperanza de que esa fuera mi bienvenida al infierno, pero no. Pude ver la sonrisa de mi madre y como los médicos empezaban acercarse, no me lo podía creer, estaba viva, estaba jodidamente viva.

Crónicas de una suicida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora