6. Algo mutuo

878 47 19
                                    

Entré en pánico al ver a Sandra totalmente fría, con los ojos abiertos como platos, sumamente roja.
Al sentir su suave mano, por más que yo haya provocado esto, mis mejillas ardían.

Tal vez a los dos nos gustó mucho habernos tomado de la mano. Pero, prometo que esto sólo el comienzo.

Después de haber salido de mi nube, reaccioné. Al instante, decidí preguntarle si se encontraba bien.

- Sandra, ¿Está bien? - Pregunté.

- Sacudió su cabeza. - Sí, sí, Doctor. E-Estoy muy bien.

- Me-Me alegra Sandra. Bueno.. - Me olvidé lo que iba a decir.

- ¿Sí? - Dijo sin más.

- ¡Ah! Sí. Entonces, nos vamos a las siete de la noche, ¿Le parece? - Dije.

- Sí, Doctor, me parece muy bien. Aquí lo espero, y gracias por la invitación. - Se le dibujó una sonrisa.

- No hay de nada, Sandra, yo sé porque lo hago. - Solté. - Nos vemos luego.

- Hasta luego, Doctor. - Sonríe.

Caminé en paso rápido a la oficina, encontrándome con Armando. Él estaba en su asiento, con una sonrisa en sus labios.

- ¡Mario! Ahora sí, cuente. He esperado tanto este momento. Cuente, cuente, Calderón. - Armando continúa sonriendo.

- Nada, nada, me aceptó la salida - Contesté.

- ¡Felizmente, hermano! Y.. ¿Nada más? - Preguntó.

- Pues, en sí, no. - Dije.

- Suelte, suelte, ¡Escúpalo! - Insistió.

- Bueno, eh, nos tomamos de la mano. - Solté.

- ¡Qué! Mario pero que buen comienzo, picarón. - Soltó una risa.

- No pues, ¿Ahora soy Betty? - Río.

- Le juro que estoy muy feliz ¡Al fin hace algo bien en su vida! - Dijo en tono sarcástico.

- ¡Ja! ¡Ja! Que risa, ¿A dónde tan chistoso? ¿Saliste del circo? - Dije.

- Ignoró totalmente lo que le dije. - Espero le vaya muy bien en su cita con Sandra.

- Armando, no es una cita, sólo es una salida. Yo creo que está bien por el momento, aunque me hubiera gustado que sea así. Una cita. - Encogí los hombros.

- Bueno, al menos es un buen comienzo.

- Tiempo al tiempo, Armando. No quiero hartarla, quisiera que este tipo de salidas sean más constantes. Tampoco voy quedarme con los brazos cruzados viendo como Mikeri intenta estar a su lado. - Dije.

- No, no, no, yo tampoco. No quisiera verlo destrozado, Calderón. - Cruza los brazos.

- Sí, Armando. Sólo espero que eso nunca pase. Yo sé que Sandra sigue sintiendo algo por mí, y ese "algo" es lo que me motiva a luchar por ella, estoy a tiempo y eso me tranquiliza. - Sonreí.

- Lo sé, Mario, y yo sé que todo lo que está haciendo es porque ama a Sandra. Está aprendiendo a amar. - Me toma del hombro.

- Esto que siento, es amor. Pensé que nunca iba a lograr amar a alguien como amo a Sandra. - La felicidad me inunda.

- Mario, usted está cambiando. Estoy muy orgulloso de usted. - Palmeó mi hombro.

- Gracias, Armando, y espero que todo esto salga bien. - Dije.

Sé que fue un error • MandraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora