𝗧𝗛𝗘 𝗟𝗔𝗦𝗧 𝗦𝗨𝗠𝗠𝗘𝗥┃RIVERDALE.

38; ❛ DELATOR HEART. ❜

CAPÍTULO TREINTA Y OCHO;
❛ CORAZÓN DELATOR. ❜

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Era temprano por la mañana.

Madison replanteó la idea de aparecer en casa después de haber desaparecido durante las doce horas que conformaban la noche. Las probabilidades de que Alice Cooper empezará un interminable altercado respecto a la irresponsabilidad retuvo su cuerpo sobre su posición, más sabía que debería aparecer en algún momento del día, y aquel disturbio que aguardaba por ella detrás de la puerta caoba, sería inevitable. Incluso deficiente si continuaba sin aparecer.

Sin embargo, lo que recibió al cruzar el umbral, fue un efusivo abrazo alrededor de los cálidos brazos de Alice. Además de una tétrica sonrisa por parte de Chic conforme deseaba una bienvenida de vuelta en el hogar. Sin otro intermedio, estuvieron posicionados cada uno en su correspondiente asiento para iniciar con uno de los alimentos más importantes del día, el desayuno. Madison supo que algo andaba mal, casi de inmediato.

Intentó cuestionar al respecto. No obstante, el aura era tan amena dentro del comedor que no necesitaba desmoronar la tranquilidad para iniciar un pleito innecesario. Los panqueques de chispas de chocolate que Alice depositó sobre su plato resultó suficiente para que cerrará la boca, y no tocará la situación de nuevo. Demasiado dedicada en su desayuno, Madison apenas percató la figura de Elizabeth descendiendo los peldaños de la escalera, hasta la planta baja.

Levantó la cabeza intentando sonreír hasta su hermana mayor, pero Betty nunca se molestó en alzar la mirada de los pies, que arrastraba a través de la madera. En sumo silencio, Elizabeth se dedicó a realizar su desayuno de cereales con leche en un tazón.

Madison frunció el ceño. Acabó de masticar el último trozo de panqueque dentro de su cavidad bucal, y dispuesta a depositar el platillo sucio en el lavabo, hubo un golpe en la puerta principal que anunció la presencia de un individuo detrás. Al mismo tiempo, Betty se sumergía en un pánico irremediable sólo con el sonido de la madera, se sintió helada en el instante, y todos los sentidos dentro de ella fallaron hasta dejar a merced de la gravedad el tazón que contenía los cereales. En un segundo, el ruido de millones de trozos de porcelana partiéndose en el suelo resultaron como un eco a través del canal auditivo de Elizabeth, mientras mantenía los ojos puestos sobre la puerta principal como si la peor de sus pesadillas se encontrará detrás.

Lo único que consiguió traerla de vuelta, fue la suavidad en las manos de Madison que sujetaron de ella con una seguridad, que incluso se transmitió dentro de Betty.

⏤Déjame alzar las trozos antes que te cortes con alguno, ¿si?⏤

Madison abandonó el agarre en su hermana para doblarse sobre sus rodillas, y sujetar cada uno de los pedazos de porcelana en la palma de su mano.