Camille Rotford es una importante organizadora de bodas, conocida en una pequeña ciudad de Australia. Sin importar el corto tiempo que a esta mujer le dan, crea las mas asombrosas bodas que podrán ver en sus vidas.
Lo mas irónico es, que Camille no...
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Lo primero que me encuentro es el recibidor del barco, la decoración posee tonos champagne y blanco, a primera vista la decoración está muy elaborada y es muy costosa, tal parece como si se fuera a casar un integrante de la realeza. Ramos de flores blancas se encuentran posicionadas estratégicamente en cada rincón del espacioso salón, un gran letrero lleva escrito el nombre de los novios y un hombre con esmoquin verifica con una lista el nombre de los invitados.
—¿Nombres? —pregunta el hombre con un acento exageradamente elegante.
—Camille Rotford y Nicholas Clamington —respondo.
—¿Trae la invitación? —asiento y se la muestro, mientras verifica la lista— Usted está en la lista, pero me temo que el caballero no lo está, así que lo debo invitar a que abandone el barco, señor.
—Pero aquí dice que puedo traer un invitado. Además, soy la hermana de la novia.
—Me temo, señora que, si no está escrito el nombre acá, no podré permitirle la entrada.
—¿Algún problema, Joshua? —Oliver camina con las manos dentro de sus bolsillos a pasos lentos en nuestra dirección. Su rostro se muestra como si estuviera a punto de cometer el mayor error de su vida y es lo más acertado.
—El caballero no se encuentra en la lista de invitados.
—Haga una excepción. Son de la familia, así que no hay problema alguno.
—Pero la señora Megan dijo...
—Ella está ocupada arreglándose y yo estoy a cargo en este momento. Así que le ordeno dejarlos pasar.
—¡Sí, señor!
No aparto la vista de Oliver, en cambio este no es capaz de verme a los ojos. Mucho menos luego de lo último que dijo Megan sobre mi enamoramiento en el pasado.
—Bienvenidos —nos dedica una mirada forzada y me mira brevemente hasta que desaparece una vez más por las puertas que dan al salón donde, supongo, se llevará a cabo la boda.
—Pueden ingresar —el hombre nos señala la misma puerta así que comenzamos a transitar hasta ella.
Un gran pasillo aparece en nuestro campo de visión, la luz del sol se cuela por los grandes ventanales que posee el barco. Arañas de cristal adornan el techo blanco y numerosas flores continúan apareciendo por el lugar.
Al finalizar el pasillo, llegamos a otra puerta blanca que se encontraba abierta de par en par. Una cantidad grande de personas se encontraban dispersas alrededor del espacio. La brisa marina se hacía presente debido a las grandes ventanas que se encontraban abiertas. En cada mesa se encuentran fijados vajillas de cristal, mesas llenas de abundante comida se localizan a un lado del salón.
Personas muy conocidas y con mucho dinero sobresalen entre los invitados. Mis padres no se ven por el salón y debido al escaso compartir con la familia de ellos, muy pocos primos se encuentran presentes y por parte de la familia de Oliver, puedo visualizar al padre quien mantiene una actitud un poco reservada y seria.
