Capítulo 6 - Escucha los latidos.

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Lan WangJi y Wei WuXian dejaron la posada sólo después de que éste último devorara todos los guisos que habían puesto sobre la mesa, pues, el Primer Jade de Gusu se aseguraba siempre de que Wei WuXian se alimentara correctamente. Cuando tuvo la barriga llena y el corazón contento apuró a Lan WangJi para que tomaran camino quien, por supuesto, no puso objeción alguna y marchó detrás de él mientras observaba cómo los cabellos le revoloteaban a cada paso.

Los dos partieron nuevamente en dirección de la Cresta Xinglu.

Al arribar observaron a los discípulos de la Secta Nie trabajar duro cargando material de construcción para terminar de tapar la parte de la pared del Hall de sables que Jin Ling había hecho. Pasaron al lado de ellos y Wei WuXian silbó por lo bajo, palmeó la espalda de uno de los cultivadores a la vez que negaba y chasqueaba.

Un poco más adelante Nie HuaiSang dio media vuelta cuando escuchó las nuevas pisadas resonar por el pasillo rocoso y al verlos sus piernas casi cedieron sobre sí. Puso la más fingidas de las sonrisas pues su rostro más que verse feliz reflejaba las pocas ganas que tenía de verlos ahí—. Hanguang-Jun... y tú...—miró a Wei WuXian.

El antedicho agitó su mano mientras sonreía—. ¡Líder de Secta Nie!, ¿Está reconstruyendo las paredes?

Nie HuaiSang se limpió el sudor con su pañuelo, se frotó tantas veces que casi pudo sacar una capa de piel. Contestó con nerviosismo, como asustado de hacerlo—. S-sí, sí...

Wei WuXian asintió con un puchero pronunciado que a Lan WangJi le pareció tierno y divertido—. Mis más sinceras disculpas —dijo con la voz cargada de empatía. Negó, suspiró y se llevó la mano al pecho antes de continuar—. Realmente lamento las molestias pero es probable que tenga que reconstruir la pared...—con una fingida pizca de timidez acentuó más el puchero antes de hacer un ademán hacia Lan WangJi—... después de esto.

—Sí, sí... ¡¿Qué?¡ ¡Esperen n-no...!

Antes de que Nie HuaiSang pudiera terminar de hablar el sonido de Bichen al desenvainarse hizo eco en la habitación. El líder de secta quedó boquiabierto viendo cómo Lan WangJi, con el rostro sereno, comandaba a Bichen hasta hacer que la pared de piedra recién reparada volviera a destrozarse. Los ladrillos cayeron en un ruido sordo al igual que el alma de Nie HuaiSang, quien tembló mientras apretaba más el agarre de su abanico. Al final, sólo miró a Lan WangJi con el rostro lloroso pero expectante de una explicación.

Luego de explicarle de forma concisa la situación Nie HuaiSang olvidó todo el recato que había estado guardando al estar al lado de Hanguang-Jun y maldijo en alto hacia los cielos y la tierra—. ¡Tonterías! ¡Esa es una completa tontería! —exclamó agraviado explicando que todos los cadáveres de Hall tenían sus partes completas—. Si no me creen, desarmaré la pared junto a ustedes para probar mi inocencia. Pero después deben ponerlas en su lugar lo más pronto posible y sin retraso —enfatizó—. Después de todo, este es nuestro cementerio ancestral...

Las miradas de Lan WangJi y Nie HuaiSang se detuvieron en el hombre de túnica negra que ya se encontraba silbando y tirando los ladrillos que aún no terminaban de caer. Una señal fue dada y los discípulos de la Secta Nie se unieron a ayudar después de tomarse una píldora roja, por lo que Wei WuXian retrocedió, se limpió las manos y se dedicó a observar cómo sacaban los cadáveres de la pared hasta apilarlos fila por fila en el suelo. Los cadáveres se veían en todas formas y tamaños y las condiciones de sus cuerpos variaban dependiendo el tiempo que llevaran enterrados. Al terminar de examinarlos no encontraron ni un solo cadáver masculino al que le faltara un brazo izquierdo.

Nie HuaiSang habló con cautela—. Con esta parte de la pared es suficiente, ¿Verdad? ¿Se necesita que más sea destruida? Probablemente no, ¿Verdad? —Lan WangJi recibió de su parte una mirada suplicante.

Escucha los latidos de un corazón ámbar | Lan MeiLing | C A N C E L A D ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora