𝒞𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁ℴ 𝓊𝓃ℴ | ℒ𝒶 𝓅𝓇ℯ𝓈ℯ𝓃𝓉𝒶𝒸𝒾ℴ́𝓃

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Quien ya sea seguidor de la historia, lean la nota al final.
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La temporada matrimonial comienza hoy y, como muchas señoritas Londinenses, Elizabeth Relish se encontraba preparándose para el día más importante de su crianza. Entrar a sociedad no solo significaba convivir como adulta entre lores y damas. Para tener una buena reputación debía primero impresionar a una persona, la Reina Charlotte.

Si debía ser sincera, la idea de caminar frente a la reina le espantaba mas que encontrar un esposo, pero nada podía paniquearla ni hacerla dudar de si misma. Elizabeth era poseedora de una belleza exótica y llamativa. Entre tanta palidez, una joven como ella, de tono de piel olivácea, ojos verdes cristalinos y cabello azabache, atraía las miradas impresionadas. En consecuencia, muchos hombres le preguntaron a los Lord Relish cuando debutaría su hija, claro, lo ubico que consiguieron fue la mirada mas peligrosa que un caballero podía dar. Pero había algo que nadie sabia, y es que hizo un voto, uno que por fortuna fue enteramente permitido por su padre, únicamente se casaría por amor, no con el mejor postor, no por el que tenga mas renta anual. Suena muy fácil, pero la razón era un secreto que tenia guardado en el mismo corazón.

Elizabeth ya estaba enamorada de alguien.

-¡Emmett, no tengo todo el día! -gritó Elizabeth al salir de su habitación.

Cómo era la tradición, las debutantes debían usar vestidos blancos con detalles dorados. El vestido de Elizabeth era color blanco paloma, algo poco común, ya que la mayoría escogía colores nube o perla. En el área del dobladillo tenía bordados color dorado simulando ramas, con diamantes pequeños en forma de flores. En el límite de su pecho, entre su abdomen y su busto, había una trenza dorada brillante de grosor delicado. Pero lo que en verdad llamaba la atención era una hermosa pedrería de tamaño de una hoja de árbol.

Su cabello estaba recorrido justo arriba de la nuca con un prolijo moño, adornado con delgados hijos plateados. En su coronilla tenia un tocado de grandes plumas blancas del tamaño perfecto, completamente acordé a su cabeza. Incómodo, pensaba ella. Como punto final, tenía una cola de dos metro que empezaba apartir de sus hombros, bordado de delgadas y hermosas ramas doradas.

Y claro, no podían faltar lo guantes.

Elizabeth bajo las escaleras con paciencia sabiendo que iban a buen tiempo, por lo que la impuntualidad de su hermano no la perjudicaría, o eso esperaba. Una vez que se reunieron en el porche de su hogar, un alto y galante joven tras de ellos, que a pesar de lucir apresurado se veía impecablemente.

-Ya estoy aquí, hermana. Ya debes saber que no podría faltar a tu salida a la sociedad- sonrió, con una mirada traviesa brillando en sus ojos. El próximo marqués observo a su hermana mayor, para al final alagar -Deslumbrante como siempre, querida.

𝐃𝐫𝐞𝐬𝐬 •𝖢. 𝖡𝗋𝗂𝖽𝗀𝖾𝗋𝗍𝗈𝗇•Where stories live. Discover now