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—Dia de brujas.
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CAPITULO 17
El día de brujas era algo que todos los niños disfrutaban.
Salían a pedir dulces, hacían una que otra broma, y todo era diversión.
Diversión para todos excepto para Ross.
En esta ocasión su hermano de 9 años se disfrazó de Darth Vader y Jace de Lucas Skywalker.
Y por si fuera la perdición de Ross, ella era Yoda, algunos admiraban su disfraz, pero ella odiaba que otros se burlarán de ella.
Los dos chicos llevaban a Ross a pedir dulces, pero ella no quería estar ahí, quería regresar a su casa con su mamá.
—Vamonos, no quiero estar aquí— le decía a su hermano.
—No llores, te vas a quitar el maquillaje— la regaño su hermano.
Ross no sabía que esto le gustaba mucho a Jack y por eso el quería seguir ahí.
—Hey amigos— Algunos compañeros de su escuela se acercaron a saludar.
Sin darse cuenta Jack había soltado la mano de la pequeña.
Ross comenzó a ver a su alrededor y se dió cuenta que no estaba tan lejos de su casa.
Y sin que los otros chicos se dieran cuenta, se alejó y corrió rápido pará llegar a su casa.
—Bien, nos vemos— Ambos se despidieron— Vámonos Ross.—
Jack se dió cuenta que su hermana no estaba cerca de ellos, ni por ningún lado.
El miedo comenzó a invadirlos.
—Estaba con nosotros— soltó Jace con preocupación.
—¡Ross! ¡Ross! — comenzó a gritar Jack.
—Amigo, tranquilo— le dijo Jace— tu ve de esa lado y búscala, yo iré por el otro— miró su reloj— Nos vemos en mi casa a las 9:00 con Ross.— aseguro.
Ambos comenzaron a correr y buscar a Ross por todos lados, si su madre se entera que la perdió lo mata, pero eso es lo que menos, lo importante ahora es encontrarla.
—¿Disculpe ha visto a una niña pequeña, disfrazada de Yoda?—pregunto Jace.
—No amigo, pero me encanta tu dizfras—
Ahora sí Jace estaba asustandose, eran casi 8:30 y no sabía si Jack ya había encontrado a Ross.
—¿Disculpen han visto a una niña disfrazada de Yoda?— Le pregunto a unos señores.
—¿De yoda?— Jace asintió—¿Con el traje de la primera película?
—Si, ¿La ha visto?—
—Estaba detrás de esos arbustos llorando— le señalo — Espero sea ella quién buscas.
—Gracias—
Jace corrió lo más rápido que pudo y buscó entre los arbustos, aunque le era algo difícil, la noche no favorecía en lo absoluto.
Hasta que logró distinguir el llanto de la pequeña.
—Ross— Jace se agachó hasta su altura y la abrazó— No debes alejarte Ross, me muero si algo te pasa.
—No quiero que te mueras— decía entre sollozos— Pero tampoco quiero estar aquí.
—Vamos a casa bebé— Jace cargo a Ross y la llevó hasta su casa.
Ahí estaba Jack, al borde de la muerte, pero se recuperó cuando logro distinguir a Jace con su hermana a un lado.
Rápido corrió a abrazarla, la regaño por haberse ido así, pero ante todo lo pidió una disculpa.
