SENSEI Y ALUMNA

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SENSEI Y ALUMNA 

Sakura se levantó inusualmente temprano para un día que sabía que era de descanso. Ni siquiera intentó volver a dormir porque no lo conseguiría, no estaba cansada así que no consideraba necesario seguir acostada esperando que pasara el tiempo. Por su ventana, y a unas cuantas horas de distancia, ya se asomaba un amanecer brillante y despejado, la tormenta eléctrica había quedado atrás.

Se vistió y observó la cama destendida, fue una noche solitaria, no hubo ni había nadie más allí y tampoco lo habría, por lo que era mejor tenderla y dejar el dormitorio organizado y limpio. Aunque deseaba tardar horas, como por ejemplo descubrir que la limpieza era más lenta de lo que imaginaba, o entretenerse organizando papeles del Hospital, (por primera vez deseó no ser tan aburridamente organizada) esas acciones no le llevaron más de media hora. No tenía más remedio que salir y enfrentarse con su sensei y la extraña relación de los últimos días.

Seguramente saldría, intercambiarían algunas palabras incómodas y no tendrían nada qué hacer por la tarde más que desear que el día terminara lo más pronto posible, usando cualquier tipo de excusa dormirían en habitaciones diferentes; el día siguiente sucedería lo mismo, y entonces el ninja se marcharía según lo previsto, con una despedida corta, con palabras contadas y olvidarían todo lo que sucedió en Suna. Después volverían a verse y... Ya estaba creando una historia completa en su cabeza, se adelantaba demasiado a todo y eso no era bueno, debía calmarse.

Suspiró.

La sala estaba en completo silencio, el ninja seguía durmiendo tranquilamente; la médico sonrió ante la escena, todo ese futuro que había creado en su mente desapareció, estaba feliz de tener alguien de la Hoja con ella, en especial alguien que era tan cercano, incluso cuando eso le ocasionara una confusión terrible. Lo cubrió con la manta y se enfiló a la cocina para preparar el desayuno.

Su sensei pareció despertarse con el aroma de la comida, o simplemente porque ya había dormido suficiente, pero lo cierto es que cuando Sakura terminaba de servir la comida, el ninja se levantaba del sofá y se estiraba cómodamente. Ella estaba lista para saludarlo con una sonrisa sincera.

-Buenos días, sensei.

-¿Qué tal, Sakura? Me quedé dormido en el sofá, y no fue una buena idea, me duele la espalda.

-¿De verdad? ayer parecía tan cómodo que no quise despertarlo. Si lo desea puede ir al dormitorio y descansar un poco.

-En realidad tengo hambre. No te ofendas, pero deberías deshacerte de ese sofá.

-Ese sofá no es para dormir, sensei. Es para muchas otras cosas, pero no para dormir- contestó ella con buen humor- Es muy útil en otras situaciones y en otras circunstancias.

-¿Te estás burlando de mí, Sakura?- la médico no esperaba que él se diera cuenta, así que soltó una risita. El ambiente entre ambos estaba lleno de diversión.

-Coma algo, por favor.

-Sin duda eres una jovencita muy interesante.

Sensei y alumna quedaron sentados frente a frente. Ambos estaban decididos a olvidar lo que había sucedido en los días anteriores. Esa atracción tan evidente y que ninguno de los dos adivinaba que fluía en ambas direcciones la enterraron en una relación sensei-alumna, en la cordialidad de los buenos días y sonrisas discretas, aunque claro, con algunas pequeñas bromas. Un fuego controlado.

Kakashi tenía bastante hambre y la comida se veía deliciosa, si quería comer debía bajarse la máscara, y lo hizo. Su rostro quedó al descubierto, no era la primera vez que Sakura lo veía, pero sí la más directa. La reacción de su alumna consistió en una sonrisa discreta y un sonrojo que nunca terminó por mostrarse, la jovencita lo reprimió a tiempo. Otra escena completamente cotidiana. Por una fracción de segundo, Kakashi imaginó que así sería tener una familia.

LOS CAMINOS A TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora