[Editando] Helpless of Love | Thomliza |

Otra batalla del gabinete/Es bueno tener a Washington de tu lado.

Varias partes de las canciones estarán recortadas, todos sabemos lo que pasó en el musical así que esto es para no sentir que la trama va muy lenta.

Este capítulo va a ser el comienzo para que Thomas y Eliza interactuen más, pido de favor que no se desesperen. C':

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Era un nuevo amanecer cuando Jefferson recibió la carta de Elizabeth, indicando el delicado estado de su hija menor y su rechazo hacia su invitación por tener que cuidarla. Thomas se sintió decepcionado pero no podía obligarla a nada, sólo le escribió de vuelta para hacerle saber que no había ningún problema y que podían dejarlo para otra ocasión.

Se arregló y salió para el trabajo, encontrándose con Madison y Adams en el camino. Charlaron de la carrera política de John y la reunión en el gabinete que tendrían en unos minutos.

─Cómo sea, mandale saludos de mi parte─ Comentó Adams, riendo ante la mueca que hizo Jefferson.

─No cuentes con ello─ El disgusto era claro en su tono de voz.

Madison carraspeó, mirando el reloj de bolsillo que portaba antes de tomar el hombro del virginiano.

─Se hace tarde Thomas─ Señaló el reloj ─Hay que apresurarnos, hasta luego, Adams.─

Los tres hombres siguieron sus respectivos rumbos. Jefferson y Madison repasaron parte de sus argumentos sin dejar de avanzar.

─Ya quiero ver la cara de Hamilton cuando Washington esté de nuestro lado─ Rió Thomas, acomodando su saco magenta.

Horas después, Madison suspiraba con resignación. Si Jefferson tuviera una moneda por cada vez que Alexander lo sacó de sus cabales tendría el dinero suficiente para hacer otra casa en Montichello. O incluso más.

Thomas lo miraba desde su lugar con desprecio, tratando de encontrar una respuesta clara para lo que acababa de hacer. ¡Ellos habían hecho una promesa hacia Francia! Se suponía que luchaban por la libertad y Alexander hacía que pareciera todo lo contrario. Y ahora Washington pensaba que los ideales de Thomas eran preocupantes. Todo por el caribeño.

─¿Has olvidado a Lafayette?─ Cuestionó enojado ─¿No tienes ningún arrepentimiento?─

Alexander suspiró agotado, girándose hacia Thomas.

─Lafayette es un hombre inteligente, va a estar bien─ Respondió ─Y antes de ser tu amigo, fue el mío─ Se señaló así mismo ─No podemos involucrarnos en todas las guerras, ¿Cuando nos detendríamos de no ser así?─

─Muy listo─

─Lo soy, lo admito.─ Sonrió orgulloso, acomodando sus papeles en su portafolios.

─Seguro fuiste un buen abogado─

─Gané todos los casos de mis clientes─ Alardeó.

─Pero alguien debería recordartelo...─

─¿El qué?─

─No eres nada sin Washington de tu lado─ Se burló, mirando con gusto la expresión enojada del inmigrante.

─¡Hamilton!─

─Papi llama─ Rió.

Y lo observó irse, cruzándose de brazos.

Madison, Burr y Jefferson ahora estaban en una reunión privada, discutiendo sobre lo acontecido.

─Que bueno es, que bueno es, que Washington de tu lado esté─ Comentaron con ironía.

─Hamilton duplicó el tamaño del gobierno, ¿No había sido ese el problema en un inicio?─ James colocó su portafolios sobre la mesa, sacando del mismo el papeleo que corroboraba lo que decía.

─Sólo míralo─ Burr tomó los papeles, hechándoles un vistazo.

─Vean cómo miente─ Jefferson expresó disgusto.

─Hay que seguir su rastro─.

─Centralizar el crédito nacional y hacer el credito americano competitivo.─ Pensó Thomas.

─Al no detenerlo solo lo estamos encubriendo─

─Debo renunciar─ Dedujo el virginiano.

─Alguien tiene que hablar por el sur─

─Por sus palabras hay que refutar─ Añadió Burr.

─Si hay un incendio que quieres apagar...─

─Desde el interior de la casa no se logrará─ Completó el más bajo de los tres.

─Estoy en el cabinete, soy como su cómplice al verlo tomar el poder y besarlo─ Thomas se levantó ─Si Washington no va a escuchar a disidentes disciplinados esta es la diferencia: ¡Este niño se va!─.

─Oh, a este inmigrante no hemos elegido─ Madison y Burr le siguieron ─Oh, este inmigrante nos tiene a todos angustiados*, mostremosles a esos federalistas contra quienes se enfrentan─

Los tres se sonrieron complices.

─¡Con malditos* demócratas-republicanos!─ Exclamaron al unisono, orgullosos.

Buscarían hasta en el papel más insignificante con tal de demostrar que Hamilton era un ladrón. Y probablemente, Thomas sacaría provecho de su comunicación con la matriarca Hamilton-Schuyler para ello.

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Agradecida de no haber nacido en esas épocas KSJAKDJAKSJ