Capítulo 3

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Sentí un cosquilleo subiendo desde mi brazo hasta mi cuello. Eran besos. No pude evitar sonreír, era Cedric y ahora me besaba parsimoniosamente en los labios. Sus besos eran tan adictivos, nuestros labios encajaban perfectamente. Yo le seguí el beso hasta que se intensificó y pasó de ser tierno a convertirse en uno más profundo. Puse mis manos en su nuca y jugué con su cabello mientras me besaba. La sensación era increíble. Hasta que desperté de golpe. ¡Diablos! ¿Por qué estaba soñando eso? ¿Cedric y yo? Eso jamás. Me niego a formar parte de su larga lista de chicas.

Me dirigí a mi baño y me lave la cara con agua helada, como si con eso limpiara el sueño que tuve con Diggory de mi mente y mis recuerdos. Era una estúpida, no podía gustarme Cedric Diggory. No quería bajar y verle la cara, pero escuche ruidos en la cocina y me ganó la curiosidad así que baje.

Entré en la cocina, que era un completo desastre y me encontré cara a cara con Cedric, me había preparado un desayuno que realmente olía y se veía apetecible, eso no lo voy a negar. Me quedé un poco en shock, hasta que él me sacó de mis pensamientos.

—¡Buenos días, Grace! —me saludo con una sonrisa. —Espero que hayas dormido bien, te preparé el desayuno. Espero que te guste. Señaló la puerta del comedor, para indicarme donde estaba mi desayuno mientras que él llevaba el suyo. Ambos nos dirigimos hacia el comedor y nos sentamos frente a frente.

Me habría preparado Waffles, con un poco de helado encima y una malteada. Parecía que se había esmerado en su tarea, porque a lado del plato de mi desayuno, había colocado una flor, era un tulipán. No pude evitar sonreír ante tan lindo gesto por parte de él, así que mejor me dispuse a desayunar. En efecto, el desayuno le había quedado delicioso.

—Esto está delicioso Ced, pero creo que te excediste. No era necesario... —le dije mirándolo a los ojos, cuando de repente vi que sonreía y sus ojos brillaban.

—¿Me llamaste Ced? —preguntó con los ojos bien abiertos, no pude evitar fijarme en lo bonitos que eran. Por Dios, Grace, ya para.

—Ehm, sí. Eso creo. —dije confundida y mejor seguí comiendo.

—No me malinterpretes, es solo que... Tú me decías así cuando éramos niños, y eres la única persona que me llama así. —me dijo y yo casi escupo mi malteada. Seguía poniéndome nerviosa. ¿Lo hacía a propósito?

—Oh, ya veo. Pues... Te quedó increíble el desayuno... —dije rápidamente cambiando de tema. —¿Y por qué tanta atención?

—Estaba pensando en que si vamos a pasar tanto tiempo juntos, lo mejor sería iniciar con el pie derecho. Grace, no sé qué hice para caerte mal, pero me gustaría cambiar eso. Espero me lo permitas. —dijo firme y viéndome a los ojos. A mí me costaba mantenerle la mirada. Enseguida me levante de mi lugar, necesitaba salir de ahí.

—Bueno, gracias por el desayuno, hasta luego... —pero me tomó de la mano otra vez y sentí esa sensación que había sentido el día anterior en su habitación. De repente recordé el sueño que tuve con él y me sonroje. Voltee la mirada para que no se diera cuenta, aunque fue en vano.

—Grace, deja de evadirme ¿quieres? Estoy tratando de hacer las cosas bien contigo... No puedes solo huir cuando estamos en el mismo lugar. —intenté soltarme de su agarre, pero me tomó con más fuerza. —Por favor...

—¿Qué quieres de mí, Diggory? ¿Crees que haciendo todo esto, ya me tienes en la palma de tu mano y puedes agregarme a tu larga lista de chicas de Hogwarts? ¡Estás muy equivocado! —no supe en qué momento había comenzado a enojarme, pero lo estaba y mucho.

—¿Qué? ¡¿De qué estás hablando?! —ahora fue él quien levanto la voz. —Grace, ¿por qué piensas eso de mí? ¿Qué clase de chico crees que soy?

—¿Qué chico creo que eres? ¡Eres un maldito arrogante, que goza de tener a las chicas para él! No tengo idea de qué hiciste o cómo te las ingeniaste para ganarte a mis padres y meterte en mi casa, pero conmigo no te va funcionar.

—Grace, te equivocas respecto a mí... —pero lo interrumpí y comencé a reírme sarcásticamente.

—Claro, por eso Romilda Vane y otras chicas de Hogwarts andan por ahí, contando entre ellas cómo te las comías en el baño de prefectos a la hora de los descansos. Sé que te ganas fácilmente a las chicas por ser popular y más ahora por ser capitán, pero no deberías de andar por ahí, jugando con varias chicas a la vez. —le dije asqueada.

—¿Qué? Grace, eso es mentira. Jamás jugaría con los sentimientos de una chica. Acepto que sí, quizás hay un par de chicas a las que les gusto y pretenden que yo salga con ellas, pero jamás le faltaría el respeto a una chica. Aparte yo... Estoy saliendo con Cho. —sentí un vuelco en el corazón de repente, pero lo ignore completamente y le ordene a mis facciones que no demostraran interés alguno.

—Tu vida privada y lo que hagas con ella es algo que me importa muy poco. ¿Me quieres soltar?

Me soltó pero siguió hablando, ahora con tono sarcástico.

—Si mi vida privada no te importa, ¿Cómo estás tan enterada de los chismes que se dicen en el colegio? —dijo, arqueando las cejas y mirándome directamente a los ojos.

—¿Tú importarme? Yo solo sé de tu mala fama con las chicas de Hogwarts, no te creas tan importante Diggory. —puse los ojos en blanco.

Subí corriendo las escaleras y antes de cerrar la puerta de golpe solo lo escuche gritar mi nombre, molesto. ¿Quién se cree el idiota?

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Sé que estaban esperando una escena más intensa entre Ced y Grace, y sólo les puedo decir que se viene muy buen salseo jajaja, comenten y voten pls, para saber que sí les gusta - Pao

𝐘𝐄𝐋𝐋𝐎𝐖® - 𝘾𝙚𝙙𝙧𝙞𝙘 𝘿𝙞𝙜𝙜𝙤𝙧𝙮Where stories live. Discover now