La chimenea ubicada justo delante de ellos colapsaba debido al ángulo de inclinación que el navío había alcanzado, ante la mirada atónita de la multitud.
—¡Coronel! —gritó Clarisse mientras aquella gran mole de acero caía sobre las aguas arrebatándole la vida a Astor entre decenas de personas más que se encontraban flotando.
La ola que provocó el impacto hizo que el bote se ladeara amenazando con volcarse mientras Clarisse, quien no había abordado aún, era lanzada a varios metros de distancia y sumergida en el agua.
—¡Debemos alejarnos o nos hundiremos! —dijeron desde el bote comenzando a remar en retirada. Lo mismo hacían los tripulantes del que se encontraba volcado, quienes trataban de mantenerse en equilibrio parados sobre el casco de la nave de salvamento.
Los niños miembros del escuadrón de ángeles lloraban abrazados, solo protegiéndose mutuamente mientras los adultos a bordo se encargaban de remar lo más rápido posible.
—¡Norberto! —gritó Clarisse saliendo a la superficie. Bastida nadó a prisa hasta llegar junto a ella.
—¡Los botes se alejan! —dijo abrazándola al momento que el barco aumentaba su velocidad de hundimiento y la popa se alzaba en todo lo alto.
—¡Debemos alcanzarlos antes de que sea tarde! —exclamó Clarisse, quien no parecía tener mucha resistencia en el agua, mientras intentaba mantenerse a flote y ambos comenzaban a nadar tratando de alejarse del inmenso titan que se iba a pique.
Solo pasó alrededor de un minuto para cuando las luces de todo el barco parpadearon terminando por apagarse, dejando así el lugar en tinieblas.
—¡Maldición! —exclamó Norberto al no poder utilizar su brazo izquierdo para nadar debido a su herida pero haciendo esfuerzos sobrehumanos por avanzar hacia los botes que apenas alcanzaban a divisarse.
En ese instante un hórrido crujido se escuchó entre los gritos de las cientos de personas que se mantenían aferradas a la embarcación. Una gigantesca grieta se abría entre la segunda y tercera chimenea debido al peso del agua en la proa y el aire contenido en la popa, provocando así que el barco se partiera en dos hasta la quilla y la parte trasera volviera a impactarse contra el mar.
—¡Oh por Dios! ¡Norberto! —exclamó aterrada aferrándose a él al ver de reojo aquella dramática escena.
—¡Vamos! No tengas miedo Clarisse, solo no dejes de nadar por favor.
Mientras la proa terminaba de hundirse grandes cantidades de agua salían por los costados del barco a causa de la presión del aire, la popa volvía a elevarse en las alturas quedando en un ángulo recto por unos instantes.
—¡Solo falta poco Clarisse! ¡No te rindas y escribamos esa nueva historia juntos! —dijo tratando de animar a la joven quien parecía no poder más.
La popa finalmente comenzaba su declive en el agua mientras cientos de personas se sujetaban aún al casco solo esperando su inminente final. En cuestión de instantes el mar devoraba aquella sección del barco succionando todo a su paso y provocando una corriente que arrastró a la pareja hacia las profundidades.
—Te amo... —sollozó ella sin dejar de abrazarlo cerrando poco a poco sus ojos.
Norberto la sujetó con fuerza, pero ella quedaba inconsciente después de tragar abundante cantidad de agua. El espíritu del joven no decayó y sosteniendo a Clarisse con el brazo izquierdo, se impulsó con el derecho y ambas piernas para salir a flote mientras el mar entraba en calma.
—¡Clarisse! —exclamó tratando de recibir una respuesta. —¡Clarisse, por favor despierta! —dijo sin dejar de avanzar mientras a casi diez metros lograba divisar el volcado bote salvavidas con varios ocupantes que se aferraban al casco del mismo.
—¡Auxilio! —clamó captando la atención de los náufragos quienes avanzaron a marchas forzadas. —¡Alguien que me ayude, por favor! —gritó desesperado apresurándose a llegar al encuentro de estos.
—¡Deme la mano! —dijo un hombre extendiendo el brazo mientras un par más se acercaban a auxiliar y el resto intentaban mantener el equilibrio de la embarcación.
Clarisse era subida y recostada sobre el bote, de inmediato Bastida realizó la maniobra de reanimación para luego dar respiración de boca a boca.
—Clarisse por favor, no me hagas esto... —sollozó el joven haciendo un segundo y tercer intento ante la mirada contrariada de los presentes.
—Es inútil, señor —dijo uno de ellos tomándolo del hombro.
—¿Por qué, Dios mío? —Lloró sentándose y recargando a la joven sobre su pecho. —¿Por qué tuvo que suceder esto? —dijo acariciando el rostro de la chica tratando de sobreponerse a la situación, pero esto lo superaba.
—Si un sueño te lleva a perder la vida, no quiero nunca más ser un soñador… Te prometo que tu muerte no será en vano, aún sin tu presencia tu legado prevalecerá, eso te lo aseguro —Lloró abrazándola y besando su frente.
Las palabras de Norberto hacían eco en la oscura, fría y lúgubre atmósfera que precedía a la decadencia de un titán. Tras casi un par de horas sus ojos captaron la luz de una linterna a la distancia, Bastida sabía que la vida le daba una nueva oportunidad, una oportunidad que aprovecharía para cumplir el sueño de la mujer que había dejado grabado un bello recuerdo en su mente y en su corazón.
[...]

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Naufragaré en tu mirada ©️ ✔
RomanceMiles son las historias que esconde el lujoso trasatlántico que se fue al fondo del mar una madrugada de abril de 1912. Una tragedia que marcó a cientos de familias. Clarisse O'Connor, una joven escritora, tomaría un pasaje de segunda clase con rumb...