Capítulo 49: Kazoku

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- ¡Onii-san, mira lo que aprendí hoy! - el pequeño pelirrojo le mostró un truco de magia a su hermano mayor, quien le sonreía tiernamente.

- Sugoi! Has mejorado mucho - Isao despeinaba los cabellos rojizos de su hermano. Escucharon el ruido de algo caer en el pasto del jardín. Los dos niños voltearon a ver y se dieron cuenta que su hermano más pequeño se había caído al tratar de ir hacia ellos.

El mayor se dirigió a él y le regaló una de sus sonrisas reconfortantes mientras lo ayudaba a ponerse de pie. El de ojos cafés miraba con asombro al azabache mientras extendía su pequeña mano.

- Otouto, daijoubu? - el más pequeño de los hermanos asintió. De los tres, él era el de pocas palabras. A pesar de sólo tener un año de edad, entendía muchas palabras y sólo hablaba cuando necesitaba algo.

- ¡El almuerzo está listo! - voltearon a ver a la puerta trasera que dirigía hacia la cocina y sonrieron al escuchar esa voz. Los tres ingresaron a la pieza y el olor inundó sus fosas nasales.

- Lávense las manos primero - los tres asintieron y fueron al baño de la planta baja. Isao ayudaba al más pequeño mientras este miraba con admiración lo que hacía su hermano. Salieron y fueron a la mesa. La comida ya estaba servida y se veía deliciosa.

 La comida ya estaba servida y se veía deliciosa

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- Itadakimasu - pronunciaron todos. Una se encontraba al lado del más pequeño mientras que los otros dos se encontraban al frente de ella. Comían en un silencio cómodo hasta que unas cartas iban en dirección hacia el pelirrojo quien degustaba de su almuerzo. El niño atrapó las dos cartas entre sus dedos y las puso a un lado mientras seguía comiendo.

- ¿Puedes dejar de hacer eso? - pronunció la chica en un tono de reproche hacia un arlequín, quien tenía una sonrisa de satisfacción al ver los reflejos de aquel niño.

- Ora, ora frutita. Siempre hay que estar alerta, incluso cuando se está comiendo - el mago se adentró al comedor mientras se acercaba a recoger sus cartas.

- Okaeri, otou-san - saludó el de cabellera roja a su padre, quien regresaba de una misión.

- Kenji - le regaló una sonrisa con sus ojos cerrados mientras colocaba su mano afilada sobre la cabellera de este.

Habían pasado tres años y Daidoji había dado a luz a dos niños más. El de en medio nació un año después que su primogénito y era fruto de Hisoka mientras que al siguiente año tuvo al más pequeño de la familia, fruto de Illumi.

Los amaba a los tres por igual y siempre estaba atenta hacia cada uno de ellos. Su segundo hijo, a quien nombró Kenji, había heredado el cabello rojizo y los ojos ámbar de su padre, pero sin duda había heredado la personalidad de Una. Era un niño muy vivaz y carismático.

Su tercer hijo, Azumi, era un pequeño muy tranquilo y de pocas palabras. Apenas molestaba o lloraba, pero era muy observador. Tenía el cabello negro al igual que su padre y heredó los ojos cafés de su madre. En cuanto a personalidad, manifestaba la de Illumi.

Por último, Isao, su primogénito demostraba ser un líder nato. Su cabello azabache y ojos grises le recordaban mucho a Chrollo. Poseía una personalidad tranquila, protectora, gentil y cautelosa. Siempre brindaba su ayuda a sus hermanos y a su madre.

Los tres pequeños se cuidaban el uno al otro y se llevaban muy bien. Amaban pasar tiempo juntos y le tenían un cariño enorme a su progenitora. La relación con sus padres era algo interesante de ver.

Chrollo e Isao se llevaban muy bien y el pequeño compartía su pasión por los libros con el líder del Ryodan. Hisoka y Kenji les gustaba practicar trucos de magia, los cuales servían de entrenamiento. Illumi y Azumi eran iguales en cuanto a expresiones faciales. Zoldyck le empezaba a enseñar acerca de los diversos tipos de veneno gracias a un libro muy informativo que había conseguido.

Sin duda alguna, era todo un espectáculo ver a aquella familia convivir. La castaña siempre se aseguraba que sus hijos estuvieran bien y que se alimentaran adecuadamente. Los guardianes habían sido vinculados a cada uno de los niños, pero aún no manifestaban los síntomas.

- Otou-san, okaeri - el mayor hizo una reverencia al ver a Lucilfer entrar a la casa. Él sonrió y se acercó a su hijo para acariciar su mejilla. Illumi ingresaba detrás de Chrollo y vio cómo su pequeño caminaba lentamente hacia él. Los dos cruzaron miradas y la sostuvieron por unos cuantos segundos hasta que lo tomó en brazos y el de ojos cafés recostó su pequeña cabeza sobre su hombro.

A veces esos dos mantenían concursos de miradas por largos ratos o al menos Una pensaba que se trataba de un juego entre ellos. Sin embargo, no sabía que era un entrenamiento temprano que Illumi le estaba enseñando.

Aunque el tiempo transcurriera, aún no se sabía nada de Daisuke. Era como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra. Chrollo se mantenía en contacto con Feitan para monitorear su misión. Sin embargo, había conseguido muy poca información acerca de aquel hombre gracias a unos cuantos civiles que habían hecho contacto con el de ojos verdes.

La calma no podía durar tanto tiempo, aunque así lo deseara.

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Nota de autor:

Les presento al segundo hijo, Kenji Morow. En la foto es el niño de ojos ámbar (ignoren al otro😅 es que no quería cortar la foto).

 En la foto es el niño de ojos ámbar (ignoren al otro😅 es que no quería cortar la foto)

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Les presento al tercer hijo, Azumi Zoldyck. En la foto es el que aparece dormido.

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