Capítulo 2

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El chico de Internet

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Al siguiente lunes, Angel llegó junto a sus hermanos a la escuela. El rubio se sentía renovado después de la fiesta del fin de semana, pero tan pronto como entró a la escuela, sintió que mientras caminaba todos los ojos de los alumnos se posaban en él. Así que simplemente trató de ignorarlo.

Se dirigió a su salón en donde saludó a Cherry y comenzaron a conversar tranquilamente. Sin embargo, nuevamente sintió esas críticas miradas de sus compañeros, incluso algunos susurraban y se reían a sus espaldas.

Pasaron las horas y al fin llegó el receso, Angel se encaminó hacia el patio de la escuela para conversar con Cherry.

—En serio, Molly es tan linda, ¿viste la forma en que me quería besar? ¡Es tan adorable! —expresó Cherry emocionada mientras caminaban por los pasillos. El rubio no pudo concentrarse completamente en lo que estaba diciendo la chica, pues nuevamente la mirada de varios estudiantes se posaron sobre él para empezar a susurrar.

Sintió el peso de todos esos ojos juzgadores en cuanto se sentó. Intentó concentrarse en su pequeña merienda, pero maldición, no se lo estaba imaginando. Todo el patio lo estaba mirando de una forma burlona o hasta incluso lo aborrecían, y ni siquiera se molestaban en disimular. Iba a preguntarle a su amiga si notaba algo peculiar en él o algo así. ¿Tal vez se había vestido muy mal ese día? Sería extraño, siempre se preocupaba de combinar. Aun así, cuando abrió la boca para preguntarle a la chica, vio a un grupo de tres personas avanzando en dirección en donde estaba él y Cherry. Se acordó de esos tipos, y también de la descripción que le habían dado Husk y Alastor, sobre todo cuando Valentino nuevamente, le sonrió de esa forma tan repugnante y obscena.

Angel de inmediato perdió el apetito y fue sustituido por una explosión de enfado y desagrado. El mismo sentimiento se acentuó porque no fue capaz de negarse a sí mismo que tenía demasiado estilo el muy idiota. Algunos jóvenes lo miraron pasar, pero otros no interrumpieron sus conversaciones. Al fin llegó a donde Angel y Cherry, y ahí sentado, el rubio lo vio más grande e imponente que nunca.

—Hey, chico sexy —saludó al rubio, guiñándole un ojo a través de sus gafas rosas en forma de corazón.

Solo cuando habló, Cherry se dio cuenta de su presencia. Se sobresaltó un poco, la chica pestañeó repetidamente y él la saludó apenas con un gesto de los dedos, sin dejar de observar a Angel. El rubio entornó los ojos y reprimió una mueca de repulsión. ¿Qué se creía ese tipo que era para llamarlo así? Además el chico azabache que lo acompañaba lo fulminó con la mirada. Cierto, eran novios.

—No me llames así —le cortó Angel, tajante.

—¿Cómo te llamo entonces, pastelito? —preguntó Valentino sonriéndole coqueto, ganándose un codazo por parte de Vox.

—Llámame por mí nombre: Angel —contestó hundiendo las cejas con molestia ante ese apodo.

—Angel... bonito nombre, como tú.

El tipo le volvió a sonreír ampliamente, y el rubio solamente lo miró aún más harto con su presencia.

—¿Qué quieres? —soltó Angel sin más.

Valentino extendió las manos, fingiendo desconcierto.

—¿Qué quiero de qué? —inquirió. Había una expresión demasiado divertida y maliciosa en su afeitado rostro.

—¿Qué haces en nuestra mesa, Valentino? —aclaró el rubio con una nota de fastidio.

—Que yo sepa las mesas aquí no se reservan.

Dos Latidos |RadioDust/HuskerDust|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora