Capítulo 28: Haruno Mei

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La capitana se encontraba en el centro de un corro que rodeaba la cama de la armadora pelinegra en aquel pequeño habitáculo de cuatro paredes lisas. Se aclaró la garganta y alzó la voz en nombre de todas, leyendo de un folio con caligrafía nerviosa que había sido meticulosamente doblado.

"Querida Haruno" — traga saliva pesadamente — "La noticia de tu accidente ha sido debastadora para todas nosotras. El miedo a perderte era tan grande que..." — un impulso repentino por su parte bastó para arrugar aquellos papeles junto a sus palabras — No voy a leer esta mierda — escondió la carta en el bolsillo de su pantalón — Mei, no puedes rendirte, te necesitamos.

— ¡Prometo que voy a recibir cada uno de los balones que falles! — grita la libero.

— Sabemos que estás pasando un mal momento, pero es importante que te centres en curarte del todo, porque el equipo sin ti no es lo mismo — continuó Megumi.

Un sollozo se escuchó en la parte trasera de aquel gentío.

— ¡Mei mejórate mucho! — exclamó Tomoko a moco tendido — Cuando recibí aquel mensaje se me paró el corazón... ¡No pude evitar imaginar el hueco que hubieras dejado en nuestra formación de la pista si te hubieras ido!

— Haru-chan... Yo... — la voz temblorosa de Rin provocó que todas se derrumbara delante de la chica, creando un coro de llantos desconsolados.

— ¡Eres idiota! ¡Me estás haciendo quedar en ridículo! — gritó Sadako limpiándose las lágrimas bruscamente.

— Cálmaos... — la voz serena de Moe consiguió apaciguar a todas las presentes.

— ¡Rena, di algo tú! — Megumi me dio un codazo, y yo resentida me encogí del dolor.

— ¡No seas bruta! — le regañó Emi — ¡También ha estado ingresada!

Un silencio incómodo se formó en aquella sala. A penas unos segudos antes se escuchaban a unas chicas sumidas en el llanto vociferar a pleno pulmón.

— Mei... Haruno Mei — logré articular — Sé que llevamos siendo amigas mucho tiempo, y que siempre, a pesar de las trabas que te ha puesto el destino, me has prometido sobre todo que nunca te alejarías de mí — me acerqué a los pies de la cama — Siempre me has dicho que daban igual los kilómetros y los miles de millones de litros de agua salada que nos separasen, que siempre nos tendríamos la una a la otra... — acerqué mi mano a la suya — Por eso, y muchas cosas más, te lo debo todo. ¡Te quiero mucho!

La escena posterior a mi discurso fue algo ridícula. Viéndola desde otra perspectiva, se veía algo raro. Todo un grupo de chicas adolescentes llorando en torno a una pobre muchacha que tan solo se limitaba a mirar avergonzada a sus compañeras... Parecía una comedia.

— ¿Se puede saber qué hacéis? — dijo el capitán del Nekoma desde la puerta — Es horrible escucharos desde aquí fuera, dais miedo.

— ¡Cállate imbécil! — gritó nuestra capitana lanzándole su propio zapato.

— Pero miradla, si se va a caer de la cama por intentar aguantarse la risa — señaló con su mano a la protagonista de nuestro drama, quién no tardó en estallar en carcajadas.

Todas nuestras miradas se posaron al mismo tiempo sobre la pelinegra.

— Muchas gracias chicas, sois las mejores — sonrió marcado sus hoyuelos — Me habéis dejado en claro que sí habéis montado todo esto hoy, el día de mi boda os debo encargar el discurso a vosotras — volvió a reír.

Poco después, uno de los celadores encargados de nuestra compañera nos informó de que debíamos realizar nuestras visitas de dos en dos como mucho (obviamente no lo habíamos cumplido, por lo que también nos cayó una reprimenda).

Sorry, but I won't give up [Kuroo Tetsurō x OC/Tú]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt