Corazón marinero

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Y dicen que ya no suele apostar el corazón,
tanto daño le hizo el canto de sirena,
que se hizo sordo hasta del viento al pasar.

Se hace intocable,
solo sorbos a cada rato suele dedicar,
¿será cierta aquella vieja promesa que puso en pedazo de papel en un momento de dolor?
Yo comprendo,
mi tiempo también ha ido en reversa,
solo que siempre le doy la vuelta.
O ¿será que es de valientes creer en el amor?
No sé de victorias en la cuestión,
solo de caminos sin flor.
Al parecer me gusta ser extranjera ligera de equipaje en vez de ciudadana en su memoria,
y que cosa ¿no?.

Quiero huir, quiero quedarme,
problema sin solución,
sabiendo que quizás siga hinoptozado por aquel viaje de mar que le hizo naufragar,
siendo yo ahora marinera que en sus ojos se perdió,
la brújula falló,
¿hasta dónde me guiaste estrella polar?
solía entender los mapas.
Ahora el norte se escondió detrás del sol,
y la luna al preguntarle no sabe qué decir.

¿Quién me mandó a tener compasión?
cuando adaptado a la melodía de una sirena viaja,
y yo no soy de esas,
como tampoco soy de las que merece menos por en otra historia haber dado de más.

Ya sé,
daré lo que tengo,
una botella vacía con unas gotas de rocío que aparentan ser océano,
daré el sol naciente,
le llevaré al pie de un ocaso,
donde el universo se abre de paso,
y si en sueños,
después de tanto tiempo,
aquella nota suele todavía entonar
diré adiós,
seguiré viajando,
la marea todo se suele llevar,
incluso el dolor,
lejos, bien lejos.


Espero les guste...

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