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Capitulo 35

Ashton

Mi cabeza está que me explota, tengo muchas cosas en la cabeza, las amenazas, Morgan en el hospital, mi padre exigiéndome más, Ander presionándome con ser mejor en la preparatoria, quiero un jodido descanso.

Me encuentro en mi casa, ya que literalmente Olivia y Nox me sacaron del hospital para que pudieran estar ellas con Morgan, mi celular vuelve a sonar por décima vez y vuelvo a apagarlo.

Amy últimamente ha estado mandándome mensajes a lo desagraciado.

El timbre de la casa suena y dejo de comer la pizza que había en la encimera, abro la puerta principal y tengo que bajar mi cabeza para encontrarme con Alaska.

—Joder, tengo a una celebridad aquí. —sonrío y la dejo pasar.

—No soy la gran cosa. —cierro la puerta y la miro con el ceño fruncido. —Y si, estoy bien.

Se gira y enarco una ceja.

—¿Sabes que te conozco mejor que Nicole,  verdad?

—Si.

—Entonces dime que tienes.

Conocí a Alaska en el jardín de niños, recuerdo cuando vi una cabellera casi blanca jugando en los columpios, fui el primero en acercarme ya que me ganaba la curiosidad, cuando hablaba no se le entendía nada por hablar un inglés muy malo, ya que es italiana y creo que desde ese instante conecté con ella. Fue mi todo antes que Zoé apareciera, y terminamos por la simple razón de que conectamos más como amigos que como novios.

—Soy patética, es que... —se queda callada cuando escucha pasos en la parte de arriba.

—Es...

—¿Alaska?

Literalmente el rostro se le pone color rojo, me mira y casi se me sale la carcajada, el sonrojo le llega hasta el cuello, me recargo en la puerta y me preparo para el pequeño espectáculo.

—Si soy yo. —no se gira.

—¿Por qué no te giras? Llevo años sin verte.

—Estoy muy sudada, venía corriendo desde el hotel en el que me quedo. —me asesina con la mirada y se gira.

Ander baja las escaleras y la abraza.

—Es un gusto verte, pero tengo que irme. Tengo trabajo. —asiento y dejo que salga.

Una vez que Ander se va, voy a la cocina y hago que Alaska me siga, tomo un pedazo de pizza y me giro sonriente a ella.

—¿Ander?

—No, ¿Qué te pasa? ¿Estás drogado?

—No.

—Pues no digas tonterías.

—Mejor dime por qué estás aquí.

—Que desgraciado, ¿ya quieres que me vaya?

—No, solo te pregunto, es raro verte por aquí tanto tiempo.

Suspira y se sienta en uno de los bancos altos, pone sus manos en la encimera y vuelve a suspirar.

—No habló idioma suspiro.

—Me llegó una carta y te mencionaban en ella. —saca la carta de su bolsillo y me la da.

La abro y me hierve la sangre al ver la letra del destinatario.

No sabía como hacerte entender que debes alejarte de ella, ignoras mis mensajes, llamadas y todo, pero no ignorarías a tu mejor amiga que está al ojo publico y que puedo arruinar.