ADRIANA

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«No hay huevos de...»

Esa frase corta, estúpida, ordinaria e irremediablemente española fue la que me llevó a este punto, a vivir en carnes propias una auténtica locura de dimensión mundial y a sentirme la chica más idiota del planeta.

¿Cómo llegué a este momento?, ¿A esta situación?

Mejor comencemos desde el principio, después de todo todas las historias comienzan de un modo surrealista y patético.

Mi nombre es Adriana Abrantes, soy la hermana menor de la reina Celeste de Liechtenstein.

«No te flipes que no es pa tanto»

Pues si, como lo oyes, mi hermana es una reina, de esas que tiene corona propia y todo, pero nació tan pobre y pueblerina como yo, somos de uno de esos sitios que no aparece ni en los mapas porque por allí no van de visita ni las vacas a pastar.

Cuando me enteré de que mi hermana se había casado con el príncipe de Liechtenstein, flipé en colores, ¿Quién en su sano juicio no lo haría? Es más, sentí una envidia a escala mundial y solo pensaba en que me codearía con la alta sociedad. Mis ojos iluminaban estrella tas pensando en ir a una universidad prestigiosa, podría darme cualquier capricho del mundo haciéndole un poco la pelota y dejaría de ser una persona anónima para convertirme en alguien super famosa.

¿Queréis saber cuanto duro eso?

Exactamente el tiempo que tardó en llegar mi madurez y la realidad me dio de bruces sin aviso previo.

Ser famoso era una mierda, una completa y gigantesca mierda con perdón de la palabra.

Te perseguían.

No hablo de perseguir en plan acoso, pero ni siquiera podía ir a comprar el pan en chándal o saldría en la prensa con cara de espanto. No dejaban de querer sonsacarte información respecto a los reyes de Liechtenstein para luego mostrar los trapos sucios en esos programas de cotilleo o revistas de prensa. No existía ningún pudor, ningún decoro, ni mucho menos algo de decencia para lograr vender cualquier cosa sobre ellos, incluso habían llegado a preguntar si sabía la firma de bragas que utilizaba mi hermana.

«Muy heavy todo»

Habían llegado incluso a acercarse a mi para generar una amistad y después vender la poca información que yo les diera en programas de televisión solo para generar polémica y curiosidad.

De Plebeya a Reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora