Capítulo 20

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El amor era tan dulce a veces.

Shotaro no podía imaginarse ese día siendo perfecto sin estar prácticamente sobre su novio, abrazándolo, escuchando los tranquilos latidos de su corazón, sintiendo su calor.

Inhaló profundamente y se incorporó para alcanzar sus labios en un dulce beso.

Sungchan correspondió sin dudarlo y envolvió su cintura con un fuerte abrazo, acercándolo más a su rostro.

- Te amo – susurró el mayor, separándose para mirarlo – realmente lo hago –

- En serio voy a enviarle un obsequio al doctor Choi – bromeó – eres tan dulce últimamente –

- No puedo evitarlo – sonrió – te veo y quiero besarte, abrazarte, quiero hacer el amor... -

- Baja la voz – pidió divertido – mi papá todavía no sale de la casa –

- Lo siento – rió por lo bajo – es que estoy sintiéndolo tanto ahora –

- ¿Crees que acabe en algún momento? –

- En absoluto –

- Bien – besó su frente – me gusta tener a mi osito feliz y a mi lado –

- Me gusta estar contigo – frunció la nariz – pero no creas que no me he dado cuenta de que no me has dicho que me amas –

- Te amo – susurró antes de comenzar a besarlo nuevamente.

Apenas comenzaban a subir el tono de sus caricias, alguien aclaró su garganta desde el umbral de la puerta.

- ¿Qué tenemos aquí? – canturreó juguetón – pero si es el mocoso que le rompió el corazón a mi bebé –

- Hola señor Jung – saludó enderezándose – se ve bien –

- No cambies el tema – se cruzó de brazos - ¿tú trajiste eso? – señaló con la cabeza.

El japonés dio una mirada rápida al ostentoso arreglo de flores y el pequeño peluche que descansaban en la repisa y asintió.

- ¿No soy romántico? –

- ¿Crees que yo ya te perdoné? –

- Sé que lo hará –

- Y encima lo dices así – negó frustrado - ¿cómo lo soportas? – preguntó a su hijo.

- Un año de práctica –

El mayor asintió divertido y se acercó a apretar ligeramente la mejilla del japonés.

- No lo jodas con mi muchacho – pidió tranquilo – él merece que alguien lo ame de la forma en que él lo hace –

- Estoy consciente, señor –

- Bien – miró a su hijo – pues venía a avisarles que ya me voy, pero veo que de todos modos les daba igual si estaba o no –

- Suerte, pa –

- Gracias – suspiró – si las cosas salen bien, podré conseguirte un padre hoy mismo – medio bromeó.

- Por favor no lo "consigas" en la casa –

- ¿Te refieres a mi casa? – tomó sus llaves – lo pensaré –

- Suerte, señor Jaehyun –

- Gracias, Taro. Nos vemos – se despidió antes de salir.

El japonés se dejó caer nuevamente sobre su novio y lo abrazó.

Sungchan en serio quiso prestar atención a la televisión, pero le llamaba más la mano que acariciaba sus muslos.

- Si quieres algo, sólo pídelo –

- Ya lo hice – lo miró con inocencia.

- Es verdad – concordó divertido, antes de girarlo rápidamente para quedar encima de él.

Comenzó a atacar su cuello con brusquedad, haciendo al otro golpear su brazo sin fuerza.

- Por favor sé cuidadoso – pidió irritado – el otro día Jeno tuvo que maquillarme para que nadie se diera cuenta –

- Tal vez yo quiero que todos se den cuenta – gruño aún sobre la piel.

Entonces el teléfono del japonés anunció una llamada.

- No respondas –

- ¿No conoces a mi papá? – lo empujó suavemente – pierdo una llamada, pierdo un permiso –

Se acercó a su mochila y tomó el teléfono, mirando a su pareja con el ceño fruncido.

- ¿Qué? –

- Es Jaemin –

El menor se acercó a él para verificar el contacto.

- Responde, tal vez sucedió algo –

El otro asintió, deslizando su dedo suavemente por la pantalla y colocándolo en altavoz.

- ¿Hola? –

- La tienda de pastelillos está al dos por uno – dijo como si nada.

Ambos se miraron extrañados, sin saber a lo que el otro se refería.

- ¿Taro? –

- ¿Quieres que vaya contigo? –

- Obviamente – rió – Jeno y yo los esperaremos aquí. Llevaremos muchos a casa, y nos atragantaremos con ellos hasta vomitar –

- Nana – interrumpió Sungchan - ¿puede ser en mi casa? No creo que mi papá vuelva hoy y... -

- Me convenciste – canturreó – bien, tienen 15 – dijo antes de colgar.

El mayor miró a su novio con ojos brillantes y se abalanzó sobre él para abrazarlo.

- ¿Escuchaste eso? – preguntó emocionado – Jaemin quiere que esté con él –

- Eso parece, mi amor –

- Por Dios, me siento tan feliz – comenzó a saltar en su lugar – que bueno que estoy contigo, necesitaba celebrarlo con alguien –

Sungchan no respondió.

En su lugar, atrajo al otro contra él con fuerza, y volvió a atacar su cuello.

- Sungchan – jadeó – amor, no tenemos tiempo –

- Sí lo tenemos – respondió ronco – estaremos ahí en cinco minutos – murmuró, empujándolo de vuelta al sofá.

Aún a esas alturas de su relación, el menor seguía preguntándose por qué no podía comportarse en torno a su pareja.

Ese día era un claro ejemplo de ello.

Shotaro estaba al borde de las lágrimas, sintiéndose de lo más feliz del mundo porque su hermano había hablado directamente con él después de meses ¿y todo lo que él podía hacer era ir ahí y reclamar su cuerpo?

Como un puto cavernícola.

Se lo compensaría después, desde luego. Siempre lo hacía.

Pero en ese momento no podía pensar en otra cosa que no fuera tenerlo cerca, estar dentro de él.

Se sentía tan abrumado.

Tan necesitado.

Tan adicto.

Fin.


Hasta ahorita me doy cuenta que la historia es del comportamiento de Sungchan 🤡

Bueno, pues hasta aquí llegamos, señores.

No publicaba el final por que pensé que la autora lo iba a cambiar, pero hasta ayer en la noche me dijo que no.

Como sea, muchas gracias por leer 💕

L@s amamos ❤️

AdictionWhere stories live. Discover now