soft addiction; kth [editando]

∞ C h a p t e r 3 ∞

Taehyung

—¿Tae apostarás más? ¿Taehyung?

—¿Hmm?—apenas reaccioné al escuchar a Hoseok hablarme.

—¿Pondrás más? Kai acaba de duplicar su apuesta.

—¿Qué? Ah, no, no. ¿Saben? Creo que me iré ya—me puse de pie dejando las cartas sobre la mesa.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Y el dinero?—Kai me observó confundido.

—Está bien, pueden quedárselo. De todas formas es de mi hermano. Nos vemos.

—¡Espera, Taehyung!—Kai volvió a insistir. —¿No quieres otro trago? ¿Por qué te vas tan pronto?

—Solo quiero irme ya. Adiós—caminé hasta la puerta.

—¿Tae estás bien? ¿Quieres que vaya contigo?—Hoseok intervino esta vez.

—¡Maldición, no!—grité ya desesperado. —Continúen ustedes; quiero irme ya.

Cansado de los dos, salí de aquel salón y suspiré.
La noche se hacía presente y me maldije internamente por la sensación de asfixia que me había hecho abandonar el juego.
No había tomado más que unos tragos de soju pero mi cabeza daba vueltas y me sentía desesperado.
Unas estúpidas lágrimas se acumularon en mis ojos y me apresuré a limpiarlos. Era detestable que hubiese venido para olvidarme de todo e intentar sentirme mejor, sin embargo, había sido todo lo contrario.

Intentando contener la desagradable sensación que se formaba dentro de mí, caminé sin rumbo definido. Quería desaparecer y era estúpido que de un momento a otro toda mi cabeza se enfocara solo en eso.
Llegué hasta la carretera y, como era de esperarse, estaba vacía. Ya era tarde así que todo estaba desierto.

Me acerqué a la orilla del puente que conectaba las carreteras y observé el agua que reposaba por debajo. Las luces de los edificios reflejadas era lo único que se observaba.
Las lágrimas de mis ojos salieron ante el pensamiento de querer sumergirme en esa agua y dejar todo; esos pensamientos me atacaban a veces, no obstante, no podía hacerlo, no podía aunque mis deseos eran acrecentados cada vez más.
¿Por qué me sentía tan miserable? El solo respirar me parecía una tortura.

Me sentía estúpido llorando mientras continuaba contemplando la calma del agua por debajo de mí, sin embargo, no podía controlar mis enredadas emociones y pensamientos.
No sé cuanto tiempo pasó, pero me reincorporé cuando las lágrimas pararon y el peso en mis hombros pareció disminuir un poco.
Exhalé con profundidad y tras secarme los rastros de lágrimas decidí retomar mi camino antes de que la madrugada me alcanzara.

La ciudad estaba en silencio y cualquier persona con sentido común sabría que estar fuera a esa hora representaba un constante peligro, fue por eso que me sorprendió cuando en una parada de autobús ví a una chica. ¿Si sabría que era tonto pensar que a esa hora los autobuses siguieran pasando?
Me detuve del otro lado de la calle por curiosidad. Ella simplemente estaba ahí sentada con la mirada fija en la vacía carretera y me resultó desconcertante.
La ciudad estaba repleta de malas personas y cualquier persona estaba en peligro, mucho más si se trataba de una chica. Era evidente que estaba expuesta estando tan tarde y sola en la calle.

Mis pensamientos dieron muchas vueltas; quería acercarme o preguntarle si estaba bien, sin embargo, yo nunca me había preocupado mucho por los demás y mucho menos por un desconocido. Me dije que no debía entrometerme en asuntos que no eran míos y apresurarme simplemente a llegar a mi casa.
Tras debatir contra mis propios pensamientos algunos segundos, decidí continuar.
Con suerte y la tonta chica de la parada de autobús estaría a salvo esta noche.

✨✨✨

Muchas gracias por leer.
Besos.