CAPÍTULO DIECIOCHO

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Me levanto de mi asiento y camino hacía él, no me sorprendo cuando veo que él tambien camina hacía mi. 

–Dalery.–menciona apenas como un susurro.–lo siento mucho.

Y lo abrazo, no lo conozco pero lo abrazo, a él no parece molestarle y sólo me responde el abrazo, es extraño pero no me separo.

Me separa y me mira, pone sus manos en mis hombros.

–Escúchame, Dalery, tienes que ser fuerte, tienes que serlo.–bajo la mirada pero él levanta mi barbilla.– Tienes que ser valiente, superarás esto, te va a doler mucho, esta semana será la peor para ti, pero la siguiente debes limpiar todas tus lágrimas y seguir, te vas a levantar porque esta pérdida aunque sea demasiado fuerte no puede detenerte, porque allá fuera el mundo seguirá y tú no serás sólo una observadora, tendrás que vivir.

Sí, no lo digo en voz alta, sólo asiento con mi cabeza, ni siquiera quiero hacerlo, sólo lo hago como si algo dentro de mí sólo quiere hacerle caso a sus palabras.

– ¿Está entendido? –pregunta.

–Sí .–respondo.

–¿Qué te dije?– sus ojos azules están a la expectativa de mi respuesta.

– Lloraré y sufriré esta semana, pero la siguiente seguiré con mi vida.

–Exacto, eso es lo que harás.

Pero, ¿por qué dije eso?

–Cuando me vaya te vas a retirar, irás a casa con Polleth, vas a tomar una ducha y a descansar, el día de mañana será más agotador.

–Está bien.

Tiene su mandíbula tensa, da un paso quedando más cerca de mí, parece como si se estuviera debatiendo internamente, deja un beso en mi frente y aunque ya ha separado sus labios no se mueve. 

–Ross.

Baja su mirada hasta mis ojos y una de sus comisuras se alza. 

–Ese no es mi nombre.

Los recuerdos de la torre llegan, lo recuerdo a él en ese sitio.

–Pero tú lo dijiste, me habías dicho que así te llamabas.– frunzo el ceño confundida.

–No todo siempre es real, Dalery, no puedes afirmar que las hadas existen si nunca has visto una. 

–Si ese no es tu nombre, ¿Cómo te llamas?- enarco una ceja.

Él parece pensarlo por unos instantes, como si el simple hecho de decirme su nombre podría cometer un error.

–Blades Al Maut.

–Blades...-susurro.

–Me tengo que ir.–da unos pasos hacia atrás.

–¿Cuándo te vuelvo a ver?

–Eso no lo sé.– desvía la mirada.

–Pero tengo tantas dudas, necesito respuestas.–tomo su antebrazo.- Tú siempre apareces y desapareces, eres extraño y no sé si debo temerte, Blades.

Su expresión cambia la cual no puedo describir, pero es lo más cerca a tristeza, dolor, enojo.

–De eso tratan los misterios, de no entenderlos, algunos ni tienen respuestas.–guarda sus manos en los bolsillos de sus pantalones.– No trates de buscar algo sobre mí, a veces por hacerlo  encontramos cosas que no queremos saber. 

Asiento lentamente procesando cada palabra. Él se acerca a Polleth, le susurra cerca de la oreja, luego camina hacia Arthur y hace lo mismo poniendo los ojos en blanco. Vuelve a pararse frente a mí

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