—¿Dónde estabas, Carla? estas no son horas de llegar.
—El jefe me asignó más labores y justo a la hora de salida.
—Ese jefe tuyo me cae mal. Debe ser un pobre verga corta y acomplejado.
—Quien sabe...
—¿Cómo se llama?
—A veces ni lo recuerdo, James o Jones, ¿a quién le importa?
—A mi... el tipo me cae mal, creo que me odia.
—Por dios, Raúl; James no es así.
—¡Lo detesto! —espetó—. Te espero en la cama.
—Iré en seguida, me voy a asear.