Final

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Harry, la primera vez que se dio cuenta que no había vuelta atrás, fue de la mañana y conversando en susurros sobre su infancia a la luz de la luna, sentado entre las piernas de Louis, jugando con su cabello, con un vino que robaron de la alacena de Niall y las dos únicas frutas que lograron encontrar que no estaban podridas.

Tenía sus brazos rodeando su cuello y su frente apoyada en la otra, con sus manos acariciando su espalda.

-Nunca fue estable- Murmuró Louis. -Mi madre defendía a la persona que más odiaba en el mundo.

-¿Y qué hiciste?

- Escapé y la dejé sola.

Y entonces lo besaba suave, cada vez que veía el brillo eléctrico desaparecer de sus ojos.

-Y ahora todo lo que estoy haciendo, es por ella. -y más suave. -Y quizá por ti.

La segunda vez, fue cuando estaban riendo, fuerte, con sus vientres doliendo por la falta de aire y el brazo de Harry rodeando los hombros de Louis, escuchando hablar a Niall sobre cómo Harry había sido la luz en la oscuridad cuando casi se ahogaba, seguro que se había hecho pipí sobre él sin que diera cuenta.

El brillo orgulloso de Louis sobre él, susurrando en su oído después cuán buen chico era y acariciando su mejilla con su nariz, antes de volver a conversar con Niall.

Harry no pudo sacar su sonrisa durante toda la noche.

La tercera vez, fue cuando quiso comprobar su teoría.

Ese día simplemente se sentó contra el mástil principal, escapando de las miradas curiosas y quedándose escondido casi todo el día.

Atenazada entre sus manos, la brújula, y simplemente dejó que su energía fluyera a través de ella, reposándola en su mano y viendo como el puntero seguía todo el día a Louis, de lado a lado, sin perdérselo durante ningún segundo. Con cada respiración que daba, aceptaba que lentamente se enamoraba.

La cuarta vez, Louis lo encontró llorando.

Lo encontró llorando minutos antes de que su turno empezara, entre los barriles que algunas veces ocupaba para esconder su ropa antes de saltar al agua, con sus manos apretadas alrededor de una pulsera artesanal.

Porque ese día, más temprano, había escuchado hablar sobre la fecha.

Habían pasado seis años desde que habían muerto. Seis años exactos.

Desde sus sollozos, desde su sangre y desde sus últimas palabras llenando los oídos de Harry, desde la primera vez desde que la pulsera que Leigh siempre traía en su muñeca fue puesta entre las cosas de Harry.

En ese momento, Louis se había agachado a su lado, con sus dos piernas balanceándose al otro lado de la baranda y con un brazo rodeando sus hombros, lo presionó contra él, dejando que descargara todo en él.

Y entre sollozos, empezó a hablar.

-¿Por qué mierda yo? -Apenas se le entendía, con sus lágrimas bajando a través de sus mejillas y sus ojos hinchados-¿Por qué mierda no me mataron a mí? ¿Por qué, Lou?

Y Louis se quedaba en silencio, acariciando su cabello, con su simple y reconfortante presencia, su mente entendiendo porqué Harry parecía tener pesadillas durante las noches, susurrando nombres y sollozando bajo. Porque algunas veces parecía mirar al mar y sonreír con nostalgia.

-No se lo merecían, joder-Sollozó, enterrando su rostro en el hombro de Louis, por primera vez en su vida sus lágrimas siendo escuchadas. -Ese jodido humano las mató, se bañó de su sangre y lo consiguió todo.

The Weight of The Water (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora