Capítulo 2. Perdida

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Era muy temprano cuando me levanté, quería aprovechar que todo el mundo estaría durmiendo ahora para poder conocer un poco este sitio y encontrar alguna forma de poder escaparme de aquí.

A pesar de las apariencias por lo que llevaba visto ya, este sitio no es tan grande como aparentaba ser desde fuera, y es que en mi defensa diré que este sitio por fuera es como si de un castillo se tratase aunque por dentro como mucho era la casa de los Weasly's en la película de el cáliz de fuego, claro antes de que Bellatrix la incendiara y esas cosas...

-Venga Paula, vamos al comedor que es la hora de desayunar – oí decir a una voz cercana

Tenía curiosidad por saber de dónde provenía esa voz así que active mi modo maruja de pueblo y la seguí y por el camino me encontré con una niña corriendo hacia el comedor y detrás un chaval que tenía pinta de ir al mismo curso que yo, y también tenía pinta de ser el hermano de esa niña.

-Que mona tú hermana – le dije tranquila, y creo que esperaba estar solo o algo porque se asustó

-¿Cómo sabes que es mi hermana?

-Porque la miras con cariño y una mirada protectora – respondí

-Oh claro, tiene sentido – dijo más tranquilo – a todo esto, soy Marcos por cierto

-Un placer, yo Astrid aunque todo el mundo o por lo menos con los que hable me conocen como la que monto un espectáculo ayer – me reí

-Pues imagino que eso fue lo que pasó, aún no había llegado, sino supongo que lo habría visto – dijo él gracioso – y ¿puedo preguntar el porqué de la escenita?

-Digamos que mi padre y yo nunca nos llevamos bien, siempre está pensando en su trabajo y cuando no controla que mi madre no se la pase bebiendo, y un día mi hermana estaba muy jodida y.... Bueno digamos que se suicidó. Desde entonces mi padre me echa la culpa de eso y bueno ayer me cansé de sus mierdas y nos peleamos...delante de todo el internado – dije con nostalgia al recordar a mi hermana – me recuerdas un poco a ella, por como cuidas a tu hermana y eso

-Que putada, lo siento - - No debí haber preguntado

-No tranqui, está bien eres el primero que pregunta el porqué de la movida y no me mira como si estuviera loca – le sonreí sincera

-Bueno en ese caso está bien, supongo - - ¿vamos a desayunar? No sé tú pero yo estoy que muero de hambre – dijo tratando de cambiar de tema cosa que agradecí

-Si vamos, yo también tengo hambre

Ambos salimos sin decir nada al comedor, en un ambiente extrañamente cómodo. En cuanto llegamos cogimos la comida que vimos necesaria para saciar nuestra hambre y nos sentamos en una mesa vacía, ocupada solo por nosotros dos. Al menos así fue hasta que se sentaron en frente el trio fumeta y el dúo divino (como había denominado a mis compañeras de cuarto).

-Pero mira quien tenemos aquí, si es la fumeta – dijo la hermanita de la caridad

-Habló – dije sin mirarle si quiera

-Alguien se levantó con el pie izquierdo – añadió a la conversación o lo que sea esto el que si mi memoria no me falla se llama Roque

-Bueno y que, ¿ganas de montar escenitas hoy? – preguntó el moreno

-No querido, eso te lo dejo a ti por hoy – dije levantándome de la mesa - nos vemos luego Marcos – le sonreí para salir del lugar

Salí en dirección a mi cuarto a coger los libros de la materia que tenía ahora pero alguien me cogió del brazo para frenarme, sin pensarlo dos veces le hice una llave ahora era el que tenía el brazo detrás de la espalda siendo sujetado por mí.

Astrid en el Laguna NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora