INCREIBLEMENTE HERMOSA

26.5K 5K 617
                                    


Buenas bellas flores de mi jardín! Al fin me he podido poner con esta historia, casi seguro que también la actualice mañana, así que no tenéis que esperar mucho!

Besotes y disfrutad!

El semblante de aquel tipo cambió drásticamente, de hecho pude percibir el rostro siniestro de alguien con ganas de asesinar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El semblante de aquel tipo cambió drásticamente, de hecho pude percibir el rostro siniestro de alguien con ganas de asesinar.

«Ok. He visto muchas pelis de crímenes»

—No por mucho tiempo —soltó con esa mirada oscura y sentí como se acercaba a mi.

Mierda.

¡Mierda!

¡Joder que me mata de verdad!

En ese momento sentí como trataban de abrir la puerta y pensé que era mi salvación, uno de los sirvientes de palacio entró con cara de alivio.

—La estábamos buscando, alteza —dijo antes de que su mirada se posara en la serpiente venenosa que había a tan solo cinco metros de distancia—. ¡Oh Duque! Perdone la intrusión.

Este hizo un gesto de desagrado y alzó la mano en señal de que se fuera de allí.

«Menudo pedante»

—Lo siento, me perdí —dije amablemente dirigiéndome al hombre que parecía un poco agobiado—. Tal vez sea tan amable de acompañarme a mis aposentos, aquí la compañía no parece ser muy agradable —solté refiriéndome al duque de pacotilla.

El gesto afirmativo hizo que ambos saliéramos, a diferencia de mi, el mayordomo se despidió, pero si esperaba una palabra amable de mi parte ese mentecato va a ser que no. Mi estancia era de cinco meses, así que no pensaba esforzarme por llevarme bien con un pedante envidioso.

Una cosa es hacerme pasar por la esposa del rey como si realmente lo quisiera y otra bien distinto agradarle a los miembros de su familia cuando no tenía intención alguna de quedarme mucho tiempo.

«Empezaba a ver esos cinco meses infinitos»

—En realidad no puedo acompañarla a su habitación, al menos no aún. Su majestad ha solicitado que la acompañáramos a su despacho.

Fruncí el ceño extrañada.

—¿Acompañáramos? —pregunté viendo que solo estábamos él y yo.

—Todo el personal del castillo está buscándola —mencionó como si fuera lo más normal del mundo y enrojecí.

«Ni que fuera una fugitiva»

—¿Y ahora que he hecho? —exclamé habiéndoseme olvidado por completo que había mandado a la mierda a la tal Helia y había salido pitando de allí con el último vestido puesto.

En ese momento me miré para ver un vestido corto ajustado en color marfil. Me llegaba a medio muslo, dejando a la vista mis converse que no me había quitado y a saber que pintas tenía con tantas pruebas de maquillaje y pelo, pero podía ver un poco ligeras ondas que caían a ambos lados.

De Plebeya a Reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora