Viginti novem

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Contenido +18.

•Contenido violento y explícito.

Mí pulso se disparó y me tensé en mi lugar, sus manos recorrieron mis brazos hasta dar con el cuello de mí abrigo el cual sacó y tiró en un lugar de la fría pero cálida habitación

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Mí pulso se disparó y me tensé en mi lugar, sus manos recorrieron mis brazos hasta dar con el cuello de mí abrigo el cual sacó y tiró en un lugar de la fría pero cálida habitación.

Sus dedos rozaron la suave piel de mi cuello y un escalofrío pasó por mi columna vertebral haciéndome encoger en mi silla.

Sin embargo, él al parecer lo notó, y se rió por eso, su ronca voz impactando contra las cuatro paredes de su estudio, me empuja contra el respaldo y un quejido sale de mi boca, él por su parte, caminó hasta llegar al frente de mi figura, nunca levanté la mirada, no quiero verlo.

Apoyó sus grandes manos en mis rodillas cubiertas por mis medias y me abrió las piernas, puse fuerza pero un golpe seco me deja jadeando y sorprendida, su mano golpeó la cara interna de mi muslo de una manera intensa provocando un ardor en esa zona.

—Sabes... en este momento se me están ocurriendo un montón de escenarios en mi cabeza—acercó su rostro a mi oreja respirando de manera tranquila—y en todos terminas tú amarrada llorando de placer y dolor—su voz atacó mi oreja de una manera violenta, su confesión me dejó asustada pero una parte de mi quiere más, y eso me aterra.

—Y-yo...—ni siquiera puedo formular una frase correcta, él me tiene a su merced y no sé qué hacer para huir de aquí.

Siento unos largos y fríos dedos acariciar la desnuda piel de mis muslos y me pongo alerta a cualquier extraño movimiento, sin embargo, no noto cuando él amasa esa piel y la aprieta con vehemencia sacándome un gemido de dolor.

—Deja de quejarte por todo, esto no es nada comparado con lo que te espera, preciosa—abro los ojos en demasía y por primera vez en la noche lo observo a los ojos, estos se encuentran negros y desbordan deseo y una lujuria pecaminosa que invita a cualquiera a unirse para poder fundirse en ella.

—No, yo no vine a esto, Kim, muévete—no sé de dónde saqué la fuerza pero lo empujo y me levanto de mi asiento con rapidez, mis piernas se mueven velozmente hasta la salida, mi mano toca por fin la perilla pero no logro girarla, él hombre detrás mío me empuja con fuerza contra la puerta dejándome adolorida en la zona del pecho.

—¿Yo te di la orden de levantarte o ni siquiera moverte?—jala de mi cabello hasta que tengo su cara al lado de la mía mirándome con claro enojo—¡respóndeme joder!—salto en mi lugar asustada por ese repentino grito y lo observo intimidada.

—E-esto no estaba en mis planes, por favor, K-kim—un gruñido retumba en mi oído y su mano coge mí mandíbula con fuerza generando una molestia ya pasando a dolor.

Prohibitorum-K.TH +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora