DAVID

24.8K 4.8K 521
                                    


Helou flores! Ando como pollo sin cabeza, así que disculpadme si a veces actualizo tarde, voy con retraso o son un poco más cortos y otros más largos jejeje, hasta dentro de unas semanas estaré un poco liada con tema de muebles, mudanza, limpieza y eso junto al peque resulta una combinación mortal :)

Nos vemos mañana! Besooooteeeeeeesssss

Tras la partida de Celeste, Bohdan y mis tres pequeños sobrinos, me invadió cierta soledad repentina

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tras la partida de Celeste, Bohdan y mis tres pequeños sobrinos, me invadió cierta soledad repentina. Vale que tampoco es que hubieran estado demasiado tiempo, pero me había sentido acompañada a lo largo del día como si en lugar de estar en el palacio de Alexandre estuviera en el de ellos y las cosas no fueran tan descontroladas.

Aún no podía asimilar todo aquello, que tuviera que asumir o fingir ser reina por más que legalmente lo fuera.

Suspiré por enésima vez cuando Helia reprobó mi forma de sentarme.

—Delicada, erguida, con el mentón siempre en alto. Nunca ladear la cabeza o mirar al suelo, debe mantener alta la vista.

Oh si, ahora me trataba de usted, probablemente alguien le había mencionado algo al respecto o el mero hecho de hacer público nuestro matrimonio me convertía realmente en su reina y entonces me debía más respeto. Fuera como fuera, eso era lo único que había cambiado, porque seguía tratándome como si fuera una ignorante pueblerina.

¿Cómo pretende que me siente sin mirar la silla o el suelo?, ¿Es que quiere que me caiga de bruces y me mate?

«Muy probablemente»

—Estoy cansada, ¿Puedo marcharme? —pregunté al tipo que estaba junto a ella que permanecía callado observando mientras ella dictaba órdenes.

—¡Por supuesto que no! Mañana debe asistir junto a su majestad a la primera junta de ministros que tendrá lugar tras su comunicado, todo el mundo estará pendiente de su aparición y si se sienta como una... una...

—¿Plebeya? —exclamé alzando una ceja.

—¡Se reirán de su majestad!

—Bueno, al menos no se reirán de mi —bufé por lo bajo.

Así que toda la preocupación de la tipa esta era dejar en buen lugar a Alexandre. ¡Como no!, ¡Si bebía los vientos por él!

—¡Usted hará el ridículo! —soltó porque evidentemente me había escuchado.

«Mierda. Entiende el español»

Aquello era la gota que colmaba el vaso.

—En tal caso será mi problema, no el tuyo —dije en un tono que no daba lugar a duda—. La próxima vez que te dirijas hacia mi de ese modo, será la última —mencioné teniendo la esperanza de no tener que decirle a Alexandre que no aguantaba a la tal Helia de las narices.

Su rostro cambio pasando del rojo acalorado al blanco por momentos.

—Yo...

—Tú nada. Mejor reflexionarlo con la almohada y nos veremos directamente mañana. Por hoy hemos acabado y no hace falta que me acompañe, ya encontraré solita el despacho de Alexandre.

Ni esperé a oír una disculpa que sabría que no llegaría. Probablemente esa mujer no fuera consciente de que tenía la capacidad de despedirla si me daba la gana, es más, estaba segura de que había imaginado desde un primer momento que solo respondería ante Alexandre a pesar de que su trabajo consistía en gestionar toda mi agenda y asegurarse de que lo hacía todo de forma correcta.

Pensé que Alexandre y yo cenaríamos a solas simplemente para hablar sobre como había ido la rueda de prensa y que efectos habría tenido en el país a priori, pero cuando Ricard me acompañó directamente al comedor donde se reunía toda la familia para cenar cada noche, fui consciente de que aún me faltaba por conocer a su hermano menor y ser presentada oficialmente a ambos.

¿Viviría algún miembro más con ellos?

Por suerte Alexandre ya estaba allí cuando entré y hablaba con un chico joven que apenas debía rozar la veintena.

Ambos me sonrieron al darse cuenta de mi presencia, así que respondí a sus sonrisas con otra mucho más discreta.

—Adriana, te presento a mi hermano menor, David —mencionó a pesar de que no había dudas por el parecido de que eran hermanos—. Hermanito, esta es mi esposa, Adriana.

—¡Caray!, ¡Si que es guapa! Mucho más de lo que la recordaba en la boda de nuestro primo.

Sinceramente no yo no le recordaba en absoluto, si me hubieran preguntado habría dicho que no le había visto en mi vida, pero probablemente en la boda de mi hermana tendría doce o trece años, era casi un niño.

—Lo tomaré como un halago —dije guiñándole un ojo.

—Ten por seguro querido hermano, que si metes la pata trataré de robártela —dijo medio en broma y se gano un puño en el antebrazo que le hizo trastabillar unos pasos aunque era evidente que ambos se reían.

La figura de otro miembro de la familia nos honró con su presencia y las pequeñas risas cesaron.

—Así que hoy la pequeña campesina nos honrará con su presencia —dijo el pedante de turno sin siquiera saludar.

—Nathaniel —le regañó Alexandre.

—¿Acaso dije algo incierto?, ¿No es una campesina como su hermana después de todo? —insistió mientras rodeaba la mesa con la intención de colocarse en una de las sillas que imaginé que ocupaba habitualmente.

—Tranquilo Alexandre —dije calmada—. Tienes razón, soy una campesina y sé reconocer el olor a estiércol cuando lo huelo. ¿Es que no sabes lo que significa la higiene, querido hermanito? —mencioné de lo más tranquila sin dejar de mirarle.

Su mano golpeo fuertemente la mesa haciendo temblar todas las copas que estaban perfectamente colocadas.

—¡No toleraré que se me hable de ese modo en mi propia casa! —gritó alzando la voz y señalándome con una mano.

—Tú te lo has buscado primero Nathaniel —bufó David.

El tal Nathaniel buscó con la mirada a Alexandre, como si esperara ver que hacía este.

—Ella es la reina, Nathaniel —mencionó Alexandre como si con eso lo dijera todo.

—¡Estupendo!, ¡Estoy rodeado de ineptos que se codean con ineptos!, Esto no quedará así Alexandre, en cuanto regrese nuestro tío ella se largará de palacio.

Silencio.

¿Cuándo regrese su tío?, ¿Qué tendría que ver él con que pudiera quedarme o no en palacio?, ¿Qué demonios me había perdido?

¿Cuándo regrese su tío?, ¿Qué tendría que ver él con que pudiera quedarme o no en palacio?, ¿Qué demonios me había perdido?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
De Plebeya a Reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora