| Página treinta y uno |

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Holis, vengo después de algún tiempecillo, pero creo que ha valido la pena. Digo... su bella escritora se ha rifado esta nueva y bella portada. Si, si, si... yo misma la hice ¿Cómo ven? 

Es bellísima Uwu


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—Buenos días.

Era la única frase que escuchaba. Había sido así desde que regresó a la academia y a las clases.

El último semestre de preparatoria inició y Bakugo ya se sentía irritado de solo escuchar esa frase en cada lugar por el que pasaba, aunque no fuera dirigida a él. Sus manos iban enfundadas a sus bolsillos, su espalda encorvada como otras veces, y su ceño fruncido otorgándole una cara de pocos amigos se relajó al ver a la lejanía la gran puerta de madera con el número tres y la letra "a" en mayúscula.

Era un hecho. Era su último semestre en aquella preparatoria de héroes.

Al llegar al aula, nuevamente escuchó la frase "Buenos días", esta vez dirigida a él por cada uno de sus compañeros que ya habían llegado y hablaban de lo que sucedió en las vacaciones; temas que no era de su completo interés. Se sentó en su pupitre, el mismo del semestre pasado y solo se limitó a observar por la ventana, sin nada interesante en el exterior. Se mantuvo ajeno a lo que sucedía en su salón de clases, de la voz estridente y recta de Iida pidiéndole a Tokoyami que bajara los pies de su pupitre; la de Mina, un poco más chillona que otras veces, al contar lo que hizo en vacaciones y las expresiones de las chicas al sorprenderse por los viajes de Momo..., todo se mantenía tan habitual como otras veces, como en los semestres anteriores, salvo por una cosa, más bien una persona.

—Buenos días, Bakugo.

Su mirada carmesí se dirigió a la voz que le saludó. Sin ser consciente de ello, la miró y sus ojos se sobre abrieron ligeramente al recocer la figura femenina delante de él. (Nombre) le saludaba por primera vez, su rostro estaba más descansado a la última vez que la vio en aquella tienda y su sonrisa un poco más grande.

Se mantuvo parada solo por unos segundos delante de él, luchando con sus sentimientos y nerviosismo por dirigirle la palabra por primera vez en mucho tiempo dentro de la academia, sin nada que ver con las clases o prácticas de heroica, solo un simple saludo. Pasó toda la mañana mentalizándose para ello, creyendo que la voz se le escaparía al pronunciar la primera sílaba de su saludo; pero quizá ya no habría nada a qué temerle después de todo lo que pasó.

Caminó hasta llegar con sus amigas, sin esperar una respuesta de su parte. Él la miró hasta donde su campo de visión se lo permitió, pues no miraría atrás. Bakugo se preguntó por qué las palabras no salieron de su boca, ni siquiera un insulto como le era de costumbre; (Nombre) lo tomó por sorpresa, no se esperaba que le saludara si anteriormente nunca lo hizo.

—(Nombre)-chan, buenos días —Tsuyu fue la primera en saludarla y el resto de las chicas la miraron acercarse y dejar sus pertenencias en su pupitre.

Momo había olvidado la cicatriz en su rostro y no evitó llevar su diestra a la boca para reprimir una expresión de sorpresa que posiblemente ofendería a la azabache, tal vez ella, mejor que nadie, sabía que llevaba aquella marca en el rostro. Uraraka mordió su labio inferior queriendo no disolver el ambiente ameno que había antes de su llegada. El tema de las vacaciones les hizo olvidar lo que pudiera estar viviendo (Nombre) durante ellas, incluso lo que sucedió antes de salir y que ella portaba una cicatriz en su rostro dado el enfrentamiento que tuvo en sus prácticas.

Diario perdido  •Katsuki Bakugō•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora