20

932 111 76
                                    

Wooyoung salía del baño con sus ojos rojizos, su cuerpo dolía y ardía por los rasguños y golpes que se dió adentro. Quería volver a su departamento y ver películas con su amigo Changbin.

–¿Qué te pasa?.–volteó al escuchar una voz a su costado, encontrando al pelinegro apoyado con los brazos cruzados en la pared.

El menor se alegró. San le había dirigido la palabra. A pesar de sonar frío y distante, le habló. Y para Wooyoung, eso ya es suficiente.

–¿A mi?. Nada.–respondió con una sonrisa acercándose un poco más al mayor–¿Cómo está, hyung?, ¿está comiendo bien?, ¿tiene frío? Lo puedo abrazar para que no tenga más frío.

Las preguntas del menor no paraban, dando un pequeño pinchazo en el corazón del mayor, era como un cachorro alegre saltando frente a él. Le recordaba mucho cuando salían y se divertían hasta el anochecer, todo a espaldas de la familia del menor.

–Vamos...

Wooyoung no pudo terminar, ya que el mayor lo tomó de la muñeca y lo adentró al baño una vez más. Lo estampó contra la puerta, acercando peligrosamente sus caras, logrando hacer explotar la emoción de Wooyoung. San lo iba a besar, o eso creía él, porque antes de que sus labios se juntaran el mayor se detuvo, decepcionando al contrario.

–No hueles a vino.–dijo con su nariz cerca de la boca de menor, bajó por su cuello y pecho acercandose un poco más, tratando de hallar el olor. No lo parecía, pero tiene un olfato bastante bueno, ya que se sorprendió en cuanto sintió el aroma del líquido tinto–¿Acaso te bañaste en vino?

–No...–lo atrapó, pero tenía miedo de hablar, su corazón apretaba y dolía cada vez que recordaba las órdenes del mayor.–Hyung, perdón...

San trató de alejarse, pero Wooyoung lo sostuvo de sus hombros y lo acercó, uniendo por fin sus labios a la fuerza. El siempre consiguió evitar las peleas con Kai de esa manera, también evitaba los golpes que recibía como castigo. Besando y seduciendo, está seguro de que lo perdonará y volverán a estar juntos.

Por un momento San quiso corresponder, al igual que quiso poner sus manos en la cintura del menor y apretarlo contra su cuerpo, abrazarlo tan fuerte hasta no dejarle escapatoria, para volver a estar juntos y empezar una vez más. Pero solo lo alejó, dejando que se golpeara aún más fuerte contra la pared.

–Deja de comportarte como una puta, Wooyoung.–susurro con enfado viendo como el menor amenazaba con llorar–Lo nuestro se acabó hace tiempo. Deja de acercarte a mi, pareces gata en celo. Cada vez que nos cruzamos pareciera que abres más las piernas para cualquier tipo de persona con pene.–su corazón pinchaba, ¿por qué le dice eso?. Era él quien se acercó a Wooyoung, en primer lugar queriendo calmar su ansiedad de querer saber si se encontraba bien, pero ahora, su pequeño Wonnie estaba quebrado frente a él, temblando y con sus rojizos ojos desbordando en lágrimas. Todo por su culpa. –Solo déjame en paz, ¿entendido?.

Dios, Wooyoung solo temblaba no de miedo, nunca tendría miedo de su Sannie, él nunca lo golpearia de verdad. Temblaba de la rabia consigo mismo, ¿por qué fue tan estupido? Se preguntaba, nada de esto estaría pasando si no le hubiera hecho caso a su familia. San golpeó con fuerza a un lado de la cabeza del menor, haciendo que diera un pequeño salto del susto–¡¿Entendido?!

El menor asintió con la mirada baja, tenía miedo de morder su lengua al intentar hablar. Sentía sus mejillas humedas y su corazón haciéndose más trizas de lo que estaba. San salió del baño, topandose con Jongho que de seguro iba a su cuarto. Este lo miró con el ceño fruncido, San no supo porque desvió la mirada, solo siguió caminando hasta llegar a su cuarto. A los segundos sale Wooyoung y sin ver al mayor siguió su camino hasta el living.

Los Elegidos II [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora