Capítulo 9 " La estrategia perfecta " (primera parte)

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*2 semas después*

Bárbara y Franco no volvieron a cruzar ni una sola palabra desde el día de la comida en la hacienda, evitaban a toda costa verse por los pasillos de la empresa y en la sala de juntas, se sentaban lo más lejos posible el uno del otro, para no verse a los ojos.

Lo cierto es que cada uno experimentaba un cumulo de emociones que no podían explicar, cada uno se refugiaba en sus metas de destruir al otro, en ocasiones sentía la inseguridad de estar haciendo lo correcto para conseguir su libertad, mientras las presiones por parte de Artemio iban en aumento, el momento del golpe final estaba más cerca de lo que se imaginaba.

En el fondo veía como algo real, aquella libertad que tanto había anhelado, pero aquella felicidad ¿Quedaba algo aun? ¿Qué más podía hacer? Franco se había convertido en su rival más fuerte en vez de un aliado y ese amor que le gritaba su corazón debía ser reprimido cada vez que lo tenía cerca. ¿Cómo podría ser feliz? Si la única persona que le daba una inspiración para dejar atrás su pasado, ahora la odiaba y trataba de destruirla.

Respecto a Franco, su amor y su odio lo confundían tanto, cada vez que la sabia cerca, tenía la necesidad de verla a los ojos y hacerle saber que aun la amaba, a pesar de sus acciones, esperaba el momento en que dejara de evitarlo, para poder hablar con ella, llegar a un acuerdo, quizá no ser parte de lo que ella tramaba pero, poder comprender lo que la hacía actuar de tal forma.

Un par de días después de haber ido a comer con los Elizalde, llego su mejor amigo Steve Norton a la hacienda, Franco le había contado como se habían dado las cosas entre Bárbara y él, parecía una broma, pero finalmente comprendió la realidad de todo, la realidad de su amigo y la situación por la que pasaba, pese a que no estaba convencido de esa relación pasajera, decidió ayudarlo en lo que le pidiera y por lo pronto, lo presentaría en la fiesta, como el presidente de la empresa que representaba.

Hacienda de los Elizalde 8:30 p.m.

-Hace media hora que debimos estar en la hacienda de Franco – se quejó Aníbal mientras esperaban a Priscila y Bárbara.

-No te debes preocupar mucho por eso hijo, las mujeres deben tomarse su tiempo para arreglarse – respondió Gonzalo imaginando lo hermosa que estaría Bárbara.

-Papá, ¡llevamos media hora de retraso! Y me pides que no me preocupe ¿Qué va a pensar Franco? – continuó

-Aníbal, la espera vale la pena y lo que piense la gente, no, porque cuando te vean entrar del brazo con tu esposa, todos quedaran sorprendidos con la belleza – trato de convencerle cuando escucho a Bárbara decir:

-Estoy lista

Gonzalo y Aníbal dirigieron la mirada hacia ella y quedaron perplejos al ver lo hermosa que se veía, con el cabello recogido con unos rizos definidos, un vestido largo Blanco con negro y con pedrería incrustada, que le hacía lucir aquel cuerpo espectacular; la observaron bajar las escaleras con una sensualidad y elegancia que podía dejar sin palabras a cualquiera, Gonzalo se apresuró a darle la mano para bajar la última grada.

-¿Lo ves Aníbal?

-¿Nos vamos? – Pregunto Bárbara

-Todavía Falta Priscila – respondió Gonzalo

-Iré a decirle que se apure – Dijo Aníbal

-Entonces la esperamos – Respondió Bárbara –Déjala que se tome el tiempo que sea necesario Aníbal.

Hacienda de Franco 9:00 p.m.

Franco no paraba de ver una y otra vez la hora, se notaba realmente impaciente, Steve trataba de calmarlo pero parecía ser en vano sus intenciones.

¡Admito que te amo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora