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N/A: Dulce Destino sólo está en Wattpad hasta el capítulo 10. La consigues completa en Amazon o Buenovela.


-Te lo puedes creer? -le preguntaba Diana a Marissa por teléfono-. Se enfadó! Parecía ser mi papá! Estoy segura de que ni Esteban se habría alterado tanto! -Se detuvo cuando se dio cuenta de que Marissa no decía nada-. Hey, estás ahí?

-Sólo le daba vueltas a si decirte o no.

-Decirme qué?

-Daniel está enamorado de ti, Diana -Diana quedó en silencio por espacio de unos diez segundos, al término de los cuales, se echó a reír.

-De qué estás hablando?

-No lo habías sospechado siquiera? Está enamorado de ti.

-No lo creo! Me lo hubiera dicho! Somos amigos!

-Tal vez por eso no te lo ha dicho. Su posición es muy incómoda, tienes que entenderlo. Es, como el mismo Esteban dice de manera humillante, un recogido. Enamorarse de la hija de su benefactor debe tenerlo preocupado. Además, tal vez sospecha que tú sólo lo ves como amigo-. Diana sintió las palmas de sus manos húmedas. Se sentó en su cama y apretó el auricular contra su oreja.

-Pero por qué se enamoraría de mí? No he sido especial con él.

-Segura? -ella volvió a quedar en silencio, y recordó que cuando lo conoció, él estaba muy dolido por la reciente muerte de su madre. Ella lo había tratado con consideración porque sabía lo que se sentía perder a un ser tan querido. Tal vez él había confundido sus buenas intenciones con algo más-. Bueno, no quiero hacer de Freud para él -siguió Marissa-, pero tal vez como te conoció en una época tan cercana a la pérdida de su madre, él traspasó todo el afecto, instinto protector y demás sentimientos por su madre hacia ti. El ser humano necesita a alguien a quien amar, recuérdalo. No te encariñaste tú demasiado con un gato luego del accidente de tu madre?

-Estás diciendo que soy ese gato para Dan?

-A lo mejor.

-No, no puede ser. Él es muy inteligente para hacer algo así.

-Es inteligente, pero es un ser humano al fin y al cabo, vulnerable a este tipo de situaciones.

-No me gusta. No me gusta que me quiera. Él es... sólo un amigo, un hermano para mí.

-Estás segura?

-Qué? Qué clase de pregunta es esa?

-Lo siento -se disculpó Marissa, pero la idea no dejó de dar vueltas en la mente de Diana.

Diana empezó a observar minuciosamente todas las actitudes de Daniel, y tuvo que concluir que su amiga estaba equivocada. Dan no estaba enamorado de ella. Últimamente poco se le veía en casa, era verdad, y cuando estaban en la misma sala, él la trataba con cordialidad y hablaban lo necesario. Si él hubiese estado enamorado, le habría dicho algo más acerca de Edward, reclamándole, pero no había sido así, y en una ocasión hasta preguntó si estaban bien.

Diana se guardó de decirle que estaba planeando perder pronto su virginidad. Esas eran cosas que no se decían. Ni siquiera a tu mejor amigo.

Pero entre que se acababa el año escolar, y preparaban todo para la estancia de Daniel y Esteban en Boston, llegó de nuevo el verano. Increíblemente, ya había pasado casi un año desde que Daniel había llegado a esta casa.

Meditaba en esto sentada en una de las banquetas del jardín de la mansión con vistas al lago. Recordó cuando, aquí, ella y Daniel habían hecho un picnic en la noche y él le contó la historia del búho y la estrella. Una historia de amor que él mismo no creía. A veces él era demasiado pragmático. Al parecer, necesitaba tener pruebas de todo para creer en ello, por eso no lo creía capaz de enamorarse de ella, alguien que a sus ojos no debía ser más que una niña soñadora y un tanto caprichosa.

Dulce Destino - (Saga Dulce No. 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora