Hoseok II (parte 2)

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Así fue como terminé en casa de Hoseok cenando comida basura que habíamos comprado para animarnos. Durante la cena tuve ocasión de charlar más animadamente con Hoseok de cosas que no eran el baile, de cosas que tocaban un poco más la esfera de lo personal, y sentía que había conseguido quitar todo el hierro que me estaba impidiendo bailar como yo solía hacerlo. Esa noche redescubrí que me encantaba su risa, nunca podría cansarme de oírla.

Al terminar de cenar me sentía lo suficientemente relajada y cómoda como para empezar la práctica de baile, así que ayudé a Hoseok con lo que habíamos ensuciado tras la cena y me guio hacia su sala de baile personal. Yo me sentía una privilegiada por encontrarme allí, me sentía como si mi cantante favorito me llevara a componer con él, a que me hiciera partícipe de cómo hacía arte. Para mí, lo que Hoseok expresaba con su cuerpo era arte.

- Tu casa es preciosa -comenté-. Tal vez debería habértelo dicho desde que llegué, pero me quedaba ver esta habitación.

- Creo que esta es la habitación en la que paso más horas -confesó con una sonrisa y, tras dar un sorbo a su botella de agua, reprodujo la música a un volumen suficiente para no molestar a los vecinos.

- Espero estar a la altura esta vez.

- Lo estarás -aseguró él, y yo le creí plenamente.

No sabría decir a qué se debía, tal vez a la atmósfera que nos rodeaba, tal vez al hecho de bailar con Hoseok en un entorno que le pertenecía y del que me estaba haciendo partícipe, tal vez fuera algo que yo no estaba advirtiendo, pero me sumergí completamente en la coreografía.

Nuestros cuerpos se movían al compás de la música como si fueran uno solo, ahora me complementaba perfectamente con Hoseok y ambos lo notábamos. Por la coreografía, había momentos en que teníamos que bailar pegados y mirándonos a los ojos, notábamos nuestras respiraciones agitadas y percibíamos el subibaja de nuestro pecho. En cada gesto, cada vez que Hoseok rozaba mi piel, agarraba mis manos o mi cintura sentía que el corazón se me iba a escapar por la boca, y yo deseaba que, en el fondo, no lo estuviera notando.

En una de las ocasiones, mi espalda quedó pegada al pecho de Hoseok, como parte de la coreografía. Era, al menos, la tercera vez que lo practicábamos y cada vez era mejor que la anterior. Tenía sus manos en mis caderas, las agarraba mientras se movían. Inesperadamente, sus labios se acercaron a mi oído.

- Eso es -aprobó en voz relativamente baja-. Sabes lo que te he dicho, el baile dice mucho más de lo que las palabras dan a entender, evidencia mucho más de lo que quisiéramos que se percibiera desde fuera -continuaba mientras agarraba mi brazo, haciendo que me girara y quedara justo frente a él-, porque deja al alma completamente desnuda.

Inmediatamente enrojecí con sus palabras, pero seguí el curso del baile. Tenía razón, así que temía todavía más que hubiera percibido mis sentimientos. La canción avanzaba, nuestros cuerpos ya irradiaban calor por el esfuerzo, pero habíamos logrado compaginarnos a la perfección. Si alguien nos viera desde fuera, estoy segura de que diría que llevábamos años haciendo esto juntos, que sentíamos la canción a la perfección.

Entonces terminó la coreografía y acabamos en esa pose final, en esa pose de las dos veces anteriores, pegados el uno al otro y con nuestros rostros separados por cuestión de milímetros. No nos habíamos separado tan rápidamente como en las dos ocasiones anteriores, sino que nos quedamos mirándonos a los ojos mientras nuestro aliento chocaba contra nuestros labios. En el momento, no me aparté como, con toda seguridad, me habría apartado en otras circunstancias, pues entonces no estaba siendo consciente de lo que estaba haciendo.

OneShot BTS [+18]Where stories live. Discover now