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Edén.

Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.

Salmo 34:13

ºº

- Buenas noches, Tomás. – Es Luca quien rompe el silencio incómodo que se ha formado tras las palabras de su hermano hacia mí, a la vez que me presiona con mayor fuerza contra él, en un gesto protector. Pobre Luca, si tan solo supiera. Mi vista deja el serio rostro de Tomás para centrarse en Tiago y la muchacha que sostiene su mano, la cual nunca había visto o escuchado mencionar. Esta no parece incómoda con la situación, como si hubiese sido advertida de que esto podría pasar.

- Buenas noches, Luca. – Responde Tomás al saludo de mi mejor amigo.

- Buenas noches, hermanito. – Tiago se entromete. Corre su mirada de Luca a mí. – Buenas noches, Edén.

- Buenas noches, Tiago. – Soy yo la que saluda.

- Creo que estoy un poco confundida. – Son las primeras palabras que pronuncia la mujer, la cual no parece hablar español.

- Amor, ellos son Luca, mi hermano menor, y su mejor amiga, Edén. – Le explica Tiago en inglés, aclarando lo obvio. Ahora nos mira a ambos. – Chicos, ella es mi pareja, Grace.

- Buenas noches, Grace. – Decimos al unísono con Luca, lo cual termina por provocar una risa de nuestra parte y de la suya.

Pasan eternos segundos donde las miradas recorren la sala y nadie es tan valiente como para decir algo, pero para nuestra suerte Norma y Sergio salen de la cocina con una enorme sonrisa en la cara y trayendo otro tipo de aire al ambiente. Nuestras expresiones cambian de seriedad a unas de emoción. Nadie se animaría a hacerlos sentir mal, no cuando ellos han sido unos maravillosos padres con todos.

- ¿Qué están esperando para darle un abrazo a su madre, malditos ingratos? – Norma abre sus brazos de par en par, en los cuales Tomás y Tiago se funden en un tierno abrazo. Saludan a su padre con apretón de manos y vuelven a sus posiciones. Grace también se acerca a Norma y Sergio, presentándose oficialmente con ellos.

Tiago se les une y comienzan una conversación que nos excluye a los tres, y parece darle a entender a Tomás que debe acercarse a nosotros. Mi pulso se acelera al ver como camina en nuestra dirección, pero este sentimiento abandona mi cuerpo de forma literal cuando Luca toma mi brazo y jala de él con una fuerza animal para alejarme de allí. A duras penas sigo su paso y terminamos por sentarnos en nuestros respectivos lugares en la mesa, evitando tener contacto con el resto. Sé que mi mejor amigo no está dolido ni nervioso, está enojado. No odia a sus hermanos, mucho menos les molesta que sean felices, pero todo lo que los hagan será un motivo para que sus padres lo presionen por lo mismo.

Si Tiago trajo consigo una pareja, comenzarán a insinuar el porqué de su soltería. Si Tomás fue ascendido, comenzarán a preguntarle por qué no se esfuerza más. Si sus hermanos compran una casa, insistirán en que no tiene metas sólidas. Norma y Sergio son grandiosos padres, pero todas sus vidas han proyectado los logros de los gemelos en Luca y no han sabido destacar los propios de él.

Poso mi mano sobre la ansiosa pierna de Luca, la cual sube y baja sin cesar. Detiene el movimiento y clava su verdosa mirada en mí, como si no entendiese el porqué de mi calma. Lo que siento no se asemeja ni a un cuarto de tranquilidad, pero debo aparentarla si quiero que él vuelva a su estado normal.

- Siempre podemos fingir que somos pareja. – Bromeo.

- No es eso.

- ¿Entonces? – Creo no entender qué dirección tomó esta conversación.

Arder | Versión en españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora