Capítulo 31🃏

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ADELINE IVANOVA

Abro mis ojos y me veo invadida por la oscuridad de la noche, la habitación tiene a penas un rayo de luz por parte de la luna. Aún estoy desnuda pero envuelta en una sábana, intento moverme hacia un lado pero mi cuerpo se choca con el de Keegan, está durmiendo boca abajo y su espalda desnuda muestra sus músculos contraídos.
Suspiro y decido salir por el otro lado, como si fuera de pura fantasía, me encuentro con Khlaus durmiendo a mi lado. Observo su rostro al igual que su torso desnudo y reacciono de inmediato, intento escaparme pero sus grandes cuerpos logran acorrarlarme entre ambos. Se ven tan perfectos durmiendo que desearía quedarme aquí con ellos.

Aún no asimilo todo lo que sucedió, hemos terminado los tres durmiendo desnudos en la misma cama.

Hago el vago intento de levantarme para poder salir de la cama pero Keegan me sorprende cuando se voltea adormilado y envuelve mi cintura con uno de sus brazos.

Maldita sea.

Me quedo quieta y busco otra manera de salir sin que ninguno se despierte pero el agarre de Keegan es firme. Volteo mi cabeza y aprovecho para mirar a Khlaus, tan arisco y estructurado como siempre.
Estiro mi mano para poder tomar el celular que está en la mesita de luz y me desespero completamente cuando la pantalla se enciende y veo los mensajes de Max.

Debí hablar con Lara, carajo.

Marco el número de Max pero nadie responde, comienzo a alterarme y miro el reloj, son las tres de la madrugada. Trago saliva mientras marco el número de Lara.

Suena, suena y una vez más nadie responde.

Tengo que ir.

De todas formas, llegaré por la mañana.

Suspiro agotada y miro a los dos hombres que tengo a mi lado, se supone que ir los enfadaría pero no puedo dejar mi preocupación de lado. Necesito ir y asegurarme de que Max está bien.

Saco suavemente el brazo de Keegan y hago todo en perfecto silencio hasta que logro salir de la cama. Camino hasta el baño y me miro al espejo, estoy hecha un desastre. Intento limpiarme y arreglarme un poco hasta que termino de vestirme. Me pongo medias negras junto a un vestido de bengalina rojo. Termino por ponerme los zapatos y un abrigo.

Sea la ocasión que sea, no soy capaz de vestirme simple o sencilla.

Por una razón en especial estoy tratando de no hacer ni el más mínimo ruido al salir del cuarto, tomé algunas cosas en mi bolso y ahora me encuentro huyendo silenciosamente. Cierro la puerta detrás de mí y me enfoco en acomodar mi cabello, camino hasta bajar la escalera pero una voz me detiene a mitad del camino.

—¿Huyendo?—pronuncia.

Me volteo y veo a Kaia con una sonrisa pícara en su rostro, está vestida con unos mom Jeans y una camiseta de mangas largas de color negro.

Muy arreglada para ser las tres de la madrugada.

Le doy un vistazo y sonrío.

—¿Saliendo o llegando?—inquiero interesada.

Suelta una pequeña risita sarcástica y no puedo evitar pensar en el parecido con Keegan.

—Ninguna—responde seria—. Me dejaron plantada y para mi desgracia me tocó escucharte gemir toda la maldita noche.

Carajo.

Me río por lo bajo y ella me sonríe, camina hacia mí y se para a mi lado. Sus ojos son azules tan  intensos, incluso más que el color de su cabello.

—He tenido esta duda la cual necesito resolver urgente o no podré dormir en paz—habla en un tono bajo.

La observo expectante.

La abogada del diablo© ||#1 Trilogía Purgatorio||Where stories live. Discover now