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capítulo cuatro
tierra de sultanes.

capítulo cuatrotierra de sultanes

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MARATÓN 5/11.

LOS DÍAS EN LA TIERRA NIPONA, HABÍAN LLEGADO A SU FIN. LA PAREJA DE VAMPIROS ESTABAN agradecidos con el señor Yamanaka y su familia, el y la señora Mikoto habían sido sumamente amables con ellos. Su hija Mizuki, había mostrado interés en Jasper desde el primer momento en que lo vio. Ese rostro de porcelana, junto con sus enigmáticos ojos dorados y su cabellera rubia miel. Sin olvidar su atlético cuerpo. Era la tentación en persona. Sin embargo Issa, no le tomó tanta importancia. No era que no le importaba, solo que estaba segura de su esposa. Más eso no evitaba que sintiera un poco de celos.

El señor Yamanaka y su familia trabajaba en la casa donde ellos estaban, su mujer era la encargada de cocinar aunque ellos insistían en que no. La comida cocinada por la nipona, era recogida por ellos y entregada a los más necesitados. Al ser una isla tenía tanta variedad en su caza, solo que trataban de no llamar la atención de los humanos.

Ese día la pareja estaba en la casa, a pesar de tener una isla que recorrer tenía ganas de estar en la casa. La chica Mizuki, estaba ese día en la casa acomodando las habitaciones. Ella y su esposo estaban en el diván en el jardín, podía sentir la mirada de la chica desde el cristal de su ventana.

-Jazz, tienes una admiradora.-le comentó la cubana.

-Issa, no me importa. El mundo entero, me sienta mal por ella pero tu eres mi mundo.-respondió el rubio miel.-Eres como el aire que los humanos necesitan para vivir, eres la sangre que me alimenta. Sé que tal vez te decepcione en el cumple de Bella, y me has repetido hasta el cansancio que no era mi culpa. Pero no puedo evitar pensar en eso, en que la infelicidad de Edward es mi culpa. Hasta que ella no muera o se convierta en vampiro, no estaré cómodo con su presencia.-comentó.-Sabes lo importante que eres para mí, mi bella dama. Mi reina.-terminó mirándola con todo el amor que sentía por ella, destilando en cada poro.

Los señores Yamanaka que veían de lejos, sonreían ante tan dulce escena. Ellos le recordaban el comienzo de su matrimonio, aunque la pareja extranjera parecía que se conocían al igual que un matrimonio de más de cincuenta años. Sin saber que así era.

La joven Yamanaka que no podía ver cómo el rubio miraba a su esposa, tomó una bandeja con limonada y se dirigió a la pareja. Mantenía los ojos fijos en el chico mientras este reía de algo que decía la pelinegra.

-Kon'nichiwa, Hale-san.-saludo al chico ignorando a la chica, sin saber que este no entendía nada.

-Issa, que digo.-preguntó.

-Dice Hola, señor Hale.

-Kon'nichiwa.

-Kawaisō, kare wa anata no koto o rikai shite imasen. Nihongo ga hanasemasen. Dakara kinchō shinaide kudasai. Kare wa anata ya sono gengo o shiru koto ni Kyōmi ga arimasen. Dō ka, anata wa, pan-kuzu dake o kureru kikon dansei ijō ni fusawashī joseidesu.

𝑵𝑬𝑾 𝑳𝑰𝑭𝑬⎯ 𝑱𝑨𝑺𝑷𝑬𝑹 𝑯𝑨𝑳𝑬.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora