XVIII

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Caricias

Es normal ser hormonientos a los 19 y 17 años, sobre todo si nunca antes han tenido algún contacto sexual.

Es normal que cada vez que se ven se encuentran abrazados, cualquiera que los vea puede pensar que se dejan llevar por las hormonas, pero solo se abrazan y puede malintepretarse por las poses en las que se encuentran.

Podrán tener las hormonas alborotadas, pero siempre les ha ganado el sentimentalismo y nunca pasaban de los abrazos, aun no se sienten listos para dar ese paso, pero si los han inundado los pensamientos y fantasías de cada uno.

Hoy es uno de esos días, Cameron sentado en su cama, y Pavloba sentada sobre su pelvis, cada pierna a los costados de la cintura de Cameron.

Solo disfrutan del contacto de cada uno, por la pose, es fácil para el rubio escuchar los latidos de su novia, y la menor puede oler el shampoo de su novio.

Casi nunca hablan cuando están juntos, les basta con escuchar los latidos de su acompañante para saber si están alborotados o tranquilos.

Pavloba aprovecha la pose y la altura que le da la pose para hacerle pequeñas trenzas a Cameron, le encanta lo suave que resulta ser su cabello, incluso a pensado entrar al cuarto de baño solo para averiguar que Acondicionador y Shapoo utiliza.

- Suelta las trenzas, me deja rizos muy disparejos, algún día te dejaré que me ondules el cabello, pero si sigues jugando con él, caeré dormido- se queja Cameron, no piensa dormirse, le encanta estar despierto junto a su novia y saber que no es un sueño.

Pavloba desata las trenzas, dejando el cabello levemente ondulado, solo doce rizos quedan marcados en el cabello del rubio.

- Te ves muy diferente con el cabello ondulado, pero sigues viéndote bien-, se separa del abrazo para mirar mejor a su novio.

Cameron la vuelve a jalar hacia él, volviendo a poner su cabeza en el pecho de la castaña, desde otro ángulo y sin contexto de la situación puede ser la peor pose, para él, escucha con mucha mas atención los latidos de ella, tampoco se escucha muy bien la justificación, pero es un sonido que lo calma. Tanto que pierde la vergüenza de pasar sus manos dentro de la camiseta de la chica, que en realidad era del chico, solo un día desapareció del guardarropa del chico y no tardó en salir la ladrona; para poder sentir las vertebras de su columna, como se estremece ante su tacto frío, jugar con la parte trasera del brassier, no con las intenciones de quitárselo, solo jugar un poco y escuchar las risas de su novia.

- No lo jales tanto, me duele cuando lo sueltas y me pega en la espalda-, advierte la mas chica.

- Siempre soy cuidadoso, nunca te haría daño-. Continua pasando sus manos, jalando el brassier para darle mas paso a sus manos.

Por accidente, los dedos de Cameron se resbalan del trozo de tela, y al intentar tomarlo otra vez para evitar que golpeé a su novia hace que se desabroche.

- Dios, lo siento-. Dice el rubio mientras intenta abrocharlo nuevamente, - mierda-. Se queja ya que nunca antes ha tenido la oportunidad de aprender como desabrocharlo, mucho menos abrocharlo.

- Déjamelo-. Quita las manos de Cameron para que pueda abrocharse el brassier.

- Lo siento-, vuelve a disculparse el chico.

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Eh puerkas!!!

Porque me encanta ver a Cameron como un niño pekeño?
No se, yo si pienso que Cameron si le sabe a eso del broche del brassier, no está tan chikito el niño.

¿Que Les Pareció?

Espero Que Lean El Siguiente OS Y Los Que Siguen.

Pavloba.

Oɴᴇ﹣Sʜᴏᴛ·s || Cᴀᴍᴇʀᴏɴ BʀᴏᴅᴇᴜʀWhere stories live. Discover now