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Capítulo XVIII

    Es gracioso, ¿saben? Mientras estuve vivo nunca fui una persona de metas. Solo me dejaba ir con la vida. Nunca me propuse nada. Pero cuando mi vida dió un giro de 180 grados y terminé siendo un cadáver andante, el mundo se dio a la tarea de ponerme esas metas. Metas que podrían clasificarse como desafíos obligatorios. En ocasiones me pongo a pensar en todas las personas a las que en algún momento me ha tocado salvar –en realidad no son muchas pero me gusta exagerar– y me doy cuenta de que no es justo. He sido una pieza multiusos en el juego del destino. Soy básicamente el conserje del mundo. Me toca limpiar todo desastre. ¡Vaya! Realmente soy un dramático. Pero entiendan, lo único que me queda por hacer es quejarme. Quejarme del mundo, quejarme del virus Z, quejarme de mi vida, quejarme de Castiel, quejarme del final de Tokyo Ghoul… ¡Ah! He vuelto a romper la cuarta pared. Mis disculpas. En fin. Solo puedo preguntarme cada día si cada situación en mi vida me trajo a este momento. ¿Que tal si hubiese tomado una decisión diferente? ¿Estaría aquí justo ahora? ¿He tomado las decisiones correctas? ¿Acaso han sido decisiones mías o ha sido todo orquestado por un ser superior? Son preguntas que recorren mi mente a diario.

“Así que no solo soy la cura, sino que tendré que morir para salvar la humanidad. Literalmente daré mi vida –o lo que queda de ella– por personas que no conozco. ¿Que si tengo miedo? Me gustaría decir que no. Que todos me guiaron hasta aquí. Que tengo que hacerlo. No hay más opciones. Pero… ¡Mierda! Realmente hay muchas cosas que aún quiero hacer.” pensaba mientras miraba una mosca que entraba y salía de una cafetera semi vacía. Al final decidí que cada paso que daría de ahora en adelante sería para llegar al mismo destino. ¡Mi destino! Porque yo ya no tenía futuro pero el futuro de los demás dependía de ello…

    Yo y el hombre al que rescaté, Daniel, pasamos la noche en la cafetería. A la mañana siguiente comenzamos nuestra travesía. Un sinnúmero de recuerdos pasaron por mi mente al momento que atravesé la puerta. Momentos de mi niñez, mi primer día de escuela, mi primer beso, cuando perdí mi vir-tud... sí, "virtud"... Cuando 'accidentalmente' lancé un sandwich de pastrami hacia la cara de mi profesor mientras éste explicaba las leyes de la gravedad… pero eso, mis amigos, es otra historia. Buenos y malos recuerdos. Todas las personas que pasaron por mi vida. Todos mis errores, mis decisiones, mis alegrías… Todo lo que era, lo que fui y en lo que me había convertido. Me preguntaba cómo hubiese sido mi vida de no haber un apocalipsis. Mi vida con Sam. Me preguntaba cómo estaría ella ahora. ¿Me extrañaba? ¿Pensaba en mí? ¿Acaso era la misma Sam a la que dejé en ese refugio hace tres años? No podía saberlo. Pero si de algo estaba seguro era de que aunque fuese por solo minutos, volvería a verla. Volvería a estar con ella. Y si tenía suerte, volvería a abrazarla y a besarla, y le diría cuanto la amo. Por desgracia, esos bellos momentos se encontraban en mi futuro, y yo me encontraba en el presente… con Daniel.

    Ninguno de los dos era capaz de decir una sola palabra durante el viaje. Yo me encontraba muy pensativo y Daniel lo sabía. Sabía en qué pensaba. Más allá de un zombi, yo seguía siendo un ser humano. Uno que no quería morir. Decidí preguntar por Sam y así romper el hielo, y de una vez, aclarar mis dudas.

— ¿Conociste alguna vez a Samantha personalmente? -dije- ¿La chica a la que llevé? Rubia, de piel clara…

—¡Ah! Samantha… No la conozco muy bien. Solo he hablado unas pocas veces con ella. Siempre anda con un niño ¿Cómo era su nombre? Dennis... Danny...

— Andy.

— Sí, ése. ¿Es… tuyo?

— ¡Haha! -reí incómodo- No. A él lo encontré en el camino. Es una larga historia.

— Ah, bueno… no sé mucho de Sam. Ella siempre ha sido reservada desde que llegó. Son pocas las personas con las que habla. Tu hermana está entre ellas. Pero si te lo estás preguntando, no ha cambiado mucho desde que llegó. Sigue siendo una chica fuerte y decidida.

Crónicas de un Zombie ©Where stories live. Discover now