La Cueva de las Maravillas

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Bienvenidos sean todos a un nuevo cap, 

ya saben que no me pertenece Yugioh, ni tampoco esta historia, 

todos sus derechos a su creador,

 así que a leer.

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-¿Podrías mirar esto?- Yugi exhaló con asombro.

-¡Whoa!- Joey gorjeó mientras salía de su escondite.

La gran sala estaba iluminada con antorchas y llena de montones de tesoros. Monedas de oro y plata, estatuas, gemas raras, accesorios de muebles incrustados con metales y joyas, telas de países lejanos hechas del más alto calibre transformadas en ropa extravagante, sábanas, alfombras, juegos hechos completamente de oro y plata, y mucho más. ¡Era todo lo que un egipcio querría en su viaje al Más Allá, y más! Un puñado de elementos cuidadosamente seleccionados y Yugi estaría listo para la vida... y su otra vida.

-¡Esto es increíble!- Yugi exhaló.

-¡Sí!- Joey vitoreó.

El diminuto Dragón Negro de Ojos Rojos saltó de la espalda de Yugi y se lanzó al suelo corriendo en busca de la pila de oro y gemas más cercana, que resultó ser un cofre del tesoro de oro y joyas detrás de una hermosa alfombra persa. Los ojos de Yugi habían seguido a Joey, sin comprender realmente lo que estaba haciendo su amigo, ya que se había quedado asombrado al ver el tesoro. Sin embargo, la advertencia que le había dado la entrada de la cueva saltó al primer plano de su mente.

-¡Joey!- Yugi gritó.

Joey se detuvo en seco, justo antes de tocar el oro y las gemas del cofre del tesoro y aterrizar sobre la alfombra persa. El mini-dragón miró a su amigo, sorprendido de por qué Yugi le había gritado. ¿Qué? ¿Qué estaba mal? Yugi se acercó con una expresión de enojo preocupado en su rostro y se arrodillo junto a Joey.

-No lo hagas. ¡No toques cualquier cosa!- Yugi se estresó y se puso de pie. –Tenemos que encontrar esa lámpara.

-Lo siento.- Joey murmuró tímidamente, volviendo a su forma humana.

Los dos comenzaron a caminar por la habitación, con cuidado de no tocar ninguna de las gemas, joyas o cualquier otro de los elementos que estaban en la habitación. Detrás de ellos, la alfombra persa del suelo sobre la que Joey se había detenido empezó a moverse. Había sentido a alguien, o algo, pisarlo. La Magia permitió que la alfombra mirara alrededor, y vio a dos personas. Levantándose del piso, la alfombra comenzó a volar lentamente detrás de los dos jóvenes, disminuyendo la velocidad cuando la persona rubia se detuvo con una mirada extraña en su rostro. Joey se dio la vuelta, pero no vio nada porque la alfombra se había extendido rápidamente al suelo.

-Estaba seguro de que nos estaban siguiendo.- Joey murmuró.

Joey se encogió de hombros y continuó, esquivando montones de oro mientras seguía a Yugi, y no notó que la alfombra se levantaba del suelo para seguirlos de nuevo. Con la misma sensación de que alguien lo miraba, Joey se volvió de nuevo. La alfombra que había estado en el suelo la última vez que se había dado la vuelta ahora estaba enrollada y apoyada contra un montón de tesoros. Joey sintió un vuelco de pánico en el estómago (¡y no era la garganta!), y creció cuando la alfombra persa se desplegó del montón de tesoros.

-¡Yugi!- Joey chillo, haciendo que la alfombra también entrara en pánico, ambos corriendo por seguridad.

Yugi se dio la vuelta para ver a Joey saltar sobre varios obstáculos del tesoro, sin tocar una sola moneda. Si no fuera por la expresión de puro terror en el rostro del Cambiante, la visión de Joey saltando vallas habría sido muy divertida. Pero como Joey estaba asustado, Yugi reprimió el poco humor que sentía y se dejó preocupar por lo que estaba causando que Joey estuviera asustado.

Egyptian NigthWhere stories live. Discover now