| Página treinta y tres |

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Tras unas semanas, las clases prácticas había tomado su ritmo habitual y (Nombre) regresó a ellas días después del incidente que tuvo. Sin embargo, fue separada del resto de compañeros de clase, donde Aizawa explicó el motivo por el cual, a partir de ese momento, en las clases prácticas la azabache realizaría sus entrenamientos por separado.

Según el mayor, todo se resumía al descubrimiento de su nueva habilidad y las dificultades que se presentaban a la hora de usarla; lo mejor era mantenerla separada de ellos, o de la mayoría, y dejarla practicar con alumnos que pudieran escapar de sus ataques, igualarla o bien superarla en fuerza para detenerla si se sucedía una situación similar en la que Sero y Bakugo se vieron involucrados antes de su intervención.

Algunas compañeras de clase, sobre todo Mina, cuestionaron una vez más el motivo por el que era separada. Ashido no estaba conforme con ello, incluso creyó que era una forma de discriminarla por no poder controlar una nueva habilidad de su particularidad. No obstante, la misma (Nombre) fue quien la tranquilizo, diciéndole que era lo mejor ya que no quería que se repitiera, mucho menos quería dañar a nadie más si todo se salía de control. Sin más, con el paso de los días y las semanas —casi cumpliéndose un mes desde el incidente— todo continuaba con normalidad para todos... o al menos para la mayoría de la case.

Aquel día, tras terminar la práctica y con ello su rutina escolar, Bakugo notó algo diferente. Algo a lo que no quería prestarle atención desde que escuchó a sus dos compañeros hablar por medio de una llamada secreta y hasta el momento fue cuando notó la actitud misteriosa que ambos adoptaban al salir de los vestidores. En días anteriores era el primero en irse a la residencia, importándole poco quien salía después o se quedaba al último. Pero esa vez, Bakugo fue el penúltimo en salir; podría decirse que Kirishima le esperaba en la salida junto a Sero y Kaminari, pero dentro del vestidor Deku murmuraba sin prestar atención a su presencia, ideando una forma de entrenar ese día con su amiga.

No lo había notado, pero al escuchar el nombre de la azabache, por primera vez Bakugo prestó un poco más de atención a los murmullos del peliverde, observándolo a la distancia guardar sus partencias en su casillero mientras él ya se disponía a abandonar la estancia. De todo ello pudo rescatar tres cosas: la primera, que terminaba por confirmar los entrenamientos secretos de sus dos compañeros después de las clases; la segunda, que descubrió el lugar donde lo hacían; y la tercera, que Deku poco a poco ideaba diferentes formas de indicarle a la chica cómo podría usar su particularidad sin dañarse mucho, siendo la utilización de vendaje lo más rescatable de aquellos murmullos molestos para sus oídos.

Bakugo salió de los vestidores, encontrándose con sus amigos que miraban a otro lado con una sonrisa y realizando un ademán de despedida, lo supo cuando oyó a Kirishima decir "Adiós" con su habitual sonrisa. Sus orbes bermellón viajaron hasta la figura de la persona que era despedida, encontrándose con una cabellera azabache que se mecía con soltura junto a una cola lobuna...; lo más destacable de ello, era que no vestía el uniforme escolar, sino un atuendo más cómodo, siendo un punto más a favor respecto a los entrenamientos secretos que tenía con Deku.

Chasqueó su lengua.

—¡¿Oh Bakugo?! —Krishima lo miró con sorpresa—. Ya estás aquí —habló con normalidad, sin saber que mencionar el nombre de su mejor amigo había erizado los poros de (Nombre) al creer que ya se había marchado.

Al caminar de regreso a la residencia, ve que la chica, a la lejanía, toma un rumbo diferente al que lleva a los dormitorios, perdiéndose entre la arboleda. Bakugo es el único que lo nota y su ceño se frunce a profundidad cuando mira hacia atrás y se percata de la presencia de Deku mirando en la misma dirección en que la azabache se fue. No quiere ponerle más atención de la que debería, o siquiera mirarlos e intuir que se dirigen al sitio que Midoriya mencionó entre murmullos hace unos minutos, por lo que solo se empeña en la charla que sus amigos tienen desde que abandonaron los vestidores con destino a la residencia. Kaminari se impresiona por la mejorada resistencia de Kirishima y Sero aún se cuestiona si (Nombre) debería seguir entrenando por separado, pues hasta ese momento la chica parecía mostrar un mejor control de su particularidad, aunque eso lo dejaba a consideración del profesor.

Diario perdido  •Katsuki Bakugō•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora