22. Mansión Cipher.

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     Cerró la puerta lentamente tras él, haciendo el mínimo ruido posible. Escuchando la suave respiración de Mabel desde la distancia, gracias al silencio que invadía cada parte de aquella mansión.

Era impresionante que, a pesar de saber que no estaban solos llegaba a dudar de la veracidad de las palabras de Will, debido al silencio y soledad tan abrumadores que cubrían el lugar. Aquella Mansión parecía la típica embrujada que se encontraba en las afueras de la ciudad, donde las almas eran encerradas y obligadas a sufrir en búsqueda de un cuerpo por toda la eternidad.

Ciertamente, no había mucha diferencia. Solo que ellos aún podían respirar.

Observó a su alrededor, memorizando cada detalle para no perderse al querer regresar. Ese lugar parecía un maldito laberinto, llegar a la primera planta había sido difícil y aún más encontrar una escalera. Por suerte podía recordarlo luego de su recorrido con Mabel y con Will el día anterior, así que podría asegurarse de por lo menos no perderse buscando alrededor.

Comenzó a caminar, observando maravillado cada detalle del lugar. Era pintoresco, oscuro y tétrico. Las paredes adornadas con figuras hechas en piedra de lo que podía concluir criaturas mitológicas y religiosas, que combinaban a la perfección con las pinturas colgadas que en ese pasillo, que reflejaban eventos históricos de las épocas más condescendientes de la iglesia católica.

Pudo ver algunas que exponían escenas de torturas, y solo le hizo revolver su estómago cuando al final del pasillo encontró una pintura totalmente pintada de negro. Fue entonces cuando descubrió que en ese pasillo se estaba contando una historia, un relato que terminaba en la completa oscuridad. Aunque deseaba entenderlo, algunas de las pinturas seguían siendo abstractas y no tenía conocimiento de lo que reflejaban. Dipper no había tenido la oportunidad de leer todo sobre la historia de la religión, solo unos pocos datos rescatados de libros y una vieja biblia que encontró en la basura.

En ese momento maldecía la pobre educación del orfanato y la negación de las encargadas de involucrarse en algo tan "insignificante" a como lo era la religión.

Decidió comenzar con lo más básico, buscar información acerca de todo lo que sabía hasta ahora. Por lo que observando por última vez aquel pasillo, comenzó a caminar en dirección hacia aquel mágico y tenebroso lugar que había denominado "La biblioteca del demonio". Solo esperaba no encontrarse con él cara a cara nuevamente, aunque era poco probable sabiendo que era uno de los dueños del lugar.

Pero sabiendo ahora un poco mejor a qué clase de loco alfa se enfrentaba, no lo sorprendería por segunda vez en su vida.

Bajó las escaleras, y en dos parpadeos se encontró nuevamente frente a la puerta del gigantesco lugar. Inhaló profundamente tratando de encontrar algún atisbo de su olor, pero sintiendo nada más que el olor a polvo. No sabía si sentir aliviado por ello o temeroso por no saber la ubicación del alfa, ya lo había comprobado la primera vez que lo vió. Había podido ocultar su aroma en un segundo, y su sigilo fue tan aterrador para llegar hasta él sin haberlo sentido antes, como un fantasma moviéndose entre las paredes.

Era aterrador, pero de alguna forma intrigante. Ese alfa era extraño, pero quería saber un poco más sobre él y el por qué era tan diferente a Will a pesar de ser hermanos.

Abrió con cuidado la puerta, asomando tímidamente su cabeza. Vio que todo estaba justamente como la última vez que estuvo ahí, nada había cambiado. Se adentró en el lugar, caminando a pasos silenciosos pero rápidos hasta aquel pasillo donde se había encontrado al alfa antes, suspirando aliviado cuando vio la mesa que había estado usando totalmente vacía. Probablemente ese era su día de suerte.

Se permitió relajarse un poco, pero no bajó la guardia ante cualquier posible cambio en el ambiente. Decidió regresar a la puerta y comenzar a explorar el lugar, yendo el primer pasillo al a izquierda, y tomó uno de los libros de aquella estantería.

Three || BillDipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora