Capítulo 10

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Hola aquí os dejo un nuevo capítulo de Nekros. Espero que lo disfrutéis.

Alicia Torres, alias la verdadera, es la nueva comisaría de la delegación del departamento de homicidios de la comisaría 15, la llaman la verdadera porque solo le preocupa encontrar la verdad a cualquier precio. Sin embargo, por encima de todas sus normas hay una que no la quebrantaría por nada del mundo, proteger a los suyos.

Os preguntaréis que donde está el comisario Figuel, pues bien, tras el intento frustrado del asesinato del Inspector Santos, las autoridades superiores pidieron a un responsable ante tales actos de imprudencia que acabaron con la huida del asesino y con la posible muerte de uno de los mejores agentes. Por el cual el comisario como una vez le dijo al Inspector Santos, si algo ocurría durante el caso, él se haría responsable de todas las decisiones. Así que, cumplió su penitencia. Renunció al puesto de comisario y abandonó todo lo relacionado con la policía y nadie supo nada de él. Al día siguiente de su renuncia, desapareció de forma misteriosa desde ese día se corren rumores de que él podía estar vinculado con Sombra de la Noche, ya que desde que se empezó la investigación, él actuaba de una forma extraña que no pasó desapercibida por sus compañeros.

La comisaria Torres desde la ventana de su despacho pudo presenciar el terrible atropello, vio con sus propios ojos como el coche había arrollado a los viandantes que se encontraban en el lugar importuno, observó como sus cuerpos chocaban con el parabrisas y como después sus cuerpos rebotaban y caían en el duro asfalto, provocándoles unas horribles heridas en las que quedarían marcas en sus cuerpos de por vida, haciéndoles imposible olvidarse del día que podían haber perdido la vida por culpa de alguien que quería desfogarse de la vida. Sin pensarlo ni dos veces fue a socorrer aquellas inocentes personas que había recibo la ira de semejante sujeto, que no tenía corazón...

***

El tiempo parecía haberse ralentizado para el inspector Santos, veía en cámara lenta como la gente corría de un lado y para el otro, acompañados por gritos de miedo y el caos que dominaba la escena. Vio como el coche se dio a la fuga a gran velocidad dejando marcas en el asfalto. No obstante, escuchó a alguien llamarlo y regresó a la realidad. Sacó una libreta del interior de la americana y anotó el número de la matrícula e hizo un dibujo de las ruedas. Después de eso, regresó donde estaban sus compañeros y empezaron a discutir sobre lo que iban a hacer.

El inspector Santos vio algo en el suelo. Se acercó y agarró un zapato del tamaño del pie de una niña pequeña. Miró a su alrededor a ver si podía encontrar al propietario de la bailarina, afortunadamente entre las víctimas no se veía ninguna niña. Entonces se fijó que en el callejón había algo o más bien alguien cobijo. Se aproximó y vio a una niña sentada abrazada a sus piernecitas llorando. No debía tener más de cinco años. 

―¿Este zapatito de princesa es tuyo ? ―le preguntó dulcemente.

La niña tímidamente levantó la cabeza y asintió. Santos con mucho cuidado le colocó la bailarina. En ese momento se percató de que la niña está abrazada a un peluche.

―Ese conejito es muy bonito―dijo Santos intentando establecer una conversación con la pequeña. La pequeña lo agarró y se abrazó a él con mucha fuerza―. ¿Dónde están tus padres cielo? ―Quiso saber el inspector.

La niña simplemente se abrazó aún más al conejo mientras unas pequeñas lágrimas caían de sus pequeños ojos.

―Ven aquí, cielo ―dijo Santos estirando sus brazos para que la niña saliera de su escondite.

El inspector Santos cargó a la niña con mucha delicadeza. Ella se abrazó al cuello del inspector. Se fueron en el interior de la comisaría para que la niña viera lo menos posible.

―¡Inspector! ―gritó la nueva comisaria.

―Si señora ―contestó con rapidez.

―¿De dónde ha salido la niña? ―fue lo primero que preguntó la comisaria arrugando el entrecejo.

―Será mejor que la lleve dentro, no es bueno que la niña vea todo esto. Mejor hablamos después ―le dijo el inspector a su jefa. Se fue adentro de la comisaría.

Llegaron tres ambulancias, al lugar del accidente, una detrás de la otra. Los paramédicos bajaron de las ambulancias y empezaron a prepararse para atender a las víctimas. Mientras tanto, los inspectores que ya se encontraban en la escena intentaron ayudar a los paramédicos debido a la gran cantidad de heridos. El resto de los agentes que lo habían presenciado todo desde el edificio bajaron para ayudar y se encargaron de hablar con los testigos de lo ocurrido.

Hasta aquí el capítulo de hoy. ¿Qué os ha parecido? Dejádmelo en los comentarios. 

 

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