13. Marte en escorpio

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—Pueden quedárselo, no quiero criar animales. Me bastó con Luka.

La señora escorpio reaccionó encantada a la idea de Honne de adoptar el gato, siquiera sabía que le gustaban los animales hasta ese momento, estaba segura de que solo lo hizo por llevarme la contra, ya que ese monstruo me atacó.

Ella no lo sabía, pero me apropié del 50% de su gato.

Rodé los ojos, volví al patio donde los hermanos estaban sentados frente al otro sin comunicarse, me quedé en el umbral de la puerta. En el lapso que estuve allí comprobé que, en definitiva, no se hablaban.

Creía que podía sentir las energías de los lugares, personas y situaciones, en ese caso, aquella era oscura, en extremo densa-

—Kalum. —llamó Luka.

—Deja de intentar arreglar las cosas, ya sabes lo que pienso.

Me escondí detrás de una gran maceta a escuchar el bardo, Honne llegó unos instantes después. Nada corta ni perezosa lo captó al segundo, sujetó su demonio con fuerza y se puso en cuclillas al lado mío, me sorprendió ver que se hizo pequeña, además de ser igual de chismosa que yo.

—Mamá me echó —Luka se encogió de hombros—. piensa lo que quieras, era menor y no tuve opción.

Su hermano se tensó, aunque hizo lo posible por disimularlo la próxima vez que hicieran contacto visual. De lejos sin poder ver bien se notaba el parecido, no solo físico sino entre sus voces, sus gestos.

—¡Podías haberte quedado, pero me dejaste! —reclamó en Kalum en voz alta.

—Lo siento.

—Me dejaste solo en casa con ese ser y te fuiste con un señor que vendía chipa a quien sabe dónde.

Tardó en responder, se giró hacia atrás.

—Shhhs, escucho respiraciones.

Era imposible salir de nuestro escondite a esas alturas, quedaríamos mal por haber irrumpido en su privacidad. Por fortuna, la puerta de al lado se abrió, dejaron de prestarnos atención cuando su progenitora salió.

Ella traía comida en sus manos, desde que llegamos fue lo único que nos dio. Tenía un carácter complicado, pese a hablarle por unos minutos es fácil darse cuenta, no trataba con igualdad a nadie e incluso la pillé mirándonos raro, pero quizás alimentar era su forma de demostrar cariño.

—¿Será chef? —preguntó Honne en un susurro.

—Es probable —musité— aunque creo que es su lenguaje de amor, la forma en que lo expresa o pide.

—¿Cuál es el tuyo?

—Los regalos.

—¡¿Y a mí me críticas por materialista?! —dijo entre risas, elevó su tono y yo me asusté por si nos pudieran escuchar.

—No es lo que crees, son los detalles —negué con la cabeza—. soy feliz si me dan media flor, una piedrita o una pluma con tal de que hayan pensado en mí.

—Pff, qué cursi.

—¿Cuál es el tuyo?

—Contacto físico supongo.

—Ja, pensé que dirías dinero.

—Mar, cualquiera te puede dar dinero, pero el dinero no puede hacerlo todo —chasqueó la lengua.

En el instante que terminó su frase, retiró su mano de mi muslo, como algo de lo cual no hubiera sido siquiera consciente hasta ese momento. El gato se escapó de sus manos, fue la señal, salimos a hurtadillas.

Si ellos supieranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora