¡Osorio, Dame un hijo!

51

Emilio al ver como su omega reacción se giro y vio a un alfa el cual sonreía burlonamente, cuando se iba a acercar a Joaquín, Emilio fue más rápido y lo detuvo.

—No te atrevas a tocarlo. —amenazó.

—¿Que se siente que tu alfa no te haya marcado? —le preguntó el alfa al omega. —de seguro le das asco y solo esta contigo por el hijo que esperas que de seguro ni es suyo.

Eso fue suficiente para que el pálido le dejara ir un puñetazo en la cara al otro alfa el cual se lo regreso, Joaquín estaba en shock a la vez que cubría su vientre y retrocedió para evitar ser herido aunque le preocupaba su alfa sabía que Emilio molesto no le iba a ser caso más si se trataba por defenderlo.

Emilio se convirtió en el gran lobo negro que era logrando intimidar a todos los presentes, el otro alfa retrocedió pero al ver al omega se acercó y lo tomó con fuerza Jooaquin se quejó y miro al lobo negro el cual gruñia dejando ver sus enormes colmillos.

—Alejate o juro que lo voy a lastimar. —lo vio.

Emilio volvió a convertirse en humano y lo vio, una sonrisa se formó en sus labios debía de buscar la forma de destruir el ego de ese alfa y poner a salvado a su omega.

—¿Que se siente haber sido el juguete de un omega? —pregunto mientras se iba acercando a paso lento.

—Ningún omega a jugado conmigo solo yo. —hablo. —y Joaquín no fue la excepción.

—Entonces no es la puta que dicen. —rió mientras se acomodaba su cabello negro. —es curioso saber que vistes tan bien cuando solo eres un cajero de un supermercado.

Todos miraron alfa el cual empujó a Joaquín, pero antes que cayera al suelo Emilio lo atrapó y lo vio, Joaquín miro a su alfa el cual tenía los ojos negros fue ahí donde entendió que el que hablaba era Mailo.

—Si quieres pelear conmigo hazlo. —alejo un poco a Joaquín. —pero a mi omega no lo metas. —lo vio. —tu no mereces ser alfa ya que tuviste el atrevimiento de querer lastimar a un omega en estado frente a su alfa.

La voz de Emilio cada vez era más gruesa estaba por volverse a convertir y arrancarle la garganta a ese alfa, pero se contenía por Joaquín pues no deseaba que Joaquín le tuviera miedo y menos convertirse en un asesino.

—Por respeto a esta reunión y a mi prometido no te voy a arrancar la garganta. —se acercó hasta el alfa lográndolo intimidar. —pero si vuelves a intentar lastimarlo a el o a mi cachorro. —lo tomo del cuello. —espero que tengas a alguien para que te lleve flores al cementerio.