Capítulo ocho.

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capítulo ocho
rememorando.

PARA ALGUIEN QUE HABÍA VIVIDO TODA SU VIDA EN EL MUNDO MILITAR, LA VIDA ERA dura. Tenías que adaptarte a que en algún momento de tu vida, si tenías suerte no perderías a ningún camarada. Pero sino ibas a cargar con eso toda la vida, cada misión era analizada detalladamente. A el mínimo fallo o la mínima distracción significaba la muerte, no había cabida para los errores. Eso era muy recalcado, y más en familias dónde entrar en la milicia era una especie de tradición. Existían las que no te obligaban como también en la que eras una deshonra por no querer servir a tu país.

Pero uno podía servir de muchas maneras, cada profesión era una ayuda. El mecánico reparaba los coches del ejército o los buques, el cocinero ayudaba a alimentar a los soldados, el limpiador a mantener en orden las bases o buques, el médico en el campo de batalla o en el propio buque. El maestro ayudaba a inculcar valores, que más adelante lo ayudarían en la elección de su futuro. Sin importar cuál sea la profesión ayuda, desde el limpiador de calles hasta el contador. Todos somos importantes.

Todo aquel que se enlistaba en la naval o en el ejército, era por decisión propia como también existía el influenciado. Sin conocer los riesgos a los que eran sometidos día a día, cada día miles de soldados morían protegiendo a su país. A la distancia pero protegía, luchaban contra la libertad y soberanía de su patria o la del pueblo sometido bajo el propio yugo de los paramilitares de su país.

Cada vez que la fecha se acercaba más y más, recordando a los soldados caídos. A los hermanos de batalla, a los que habían dado su vida para proteger a los civiles en su país. Homenajeando a aquel marine que prefiero morir con tal de salvar a sus camaradas, aquellos que sin importar qué defendieron sus ideales. Ya casi se cumplían dos décadas, de sus muertes. Dos décadas que habían llenado de dolor y añoranza, casi veinte años de su partida. Casi veinte años de cuando recibieron la bandera doblado y el corazón púrpura, casi veinte años desde que eso fue lo único que les quedó de ellos además de sus recuerdos. Casi veinte años dónde la naval de los Estados Unidos había sufrido una fuerte golpe a mano de los talibanes afganos, un golpe que dejó a personas destrozadas por perder a un compañero, un líder, un hermano.

Porque eso era lo que los S.E.A.L eran una familia, una extensa e inigualable familia. Una que daría la vida por él otro, una que había sufrido pérdidas, batallas tan difíciles como el perder a un compañero. Batallas por las que arriesgaban su vida y todo para que su país y el mundo, estuviera libre de los talibanes.

Algo que era una paradoja, porque si bien recordamos los que entraron y armaron a los talibanes fue el gobierno de los Estados Unidos. Lo único con lo que no contaban era con la rebeldía de ellos, creando terroristas para enfrentarse a otros. Para después de casi veinte años y cuatro administraciones, y ellos aún seguían respirando. Esos mismos que reclutaban niños desde pequeño, los mismo que no les importa nada. Los mismos que creían fervientemente en el Corán, esos machistas de mierda.

A la cuál maltrataban, denigraban y un fin de cosas horrorosas. Unos que no tenían escrúpulos, que mataban lo mismo que mujeres, niños o ancianos incluso mujeres embarazadas. Y todo con el propósito de obtener lo que querían, Afganistán que era ocupada por una parte por los Estados Unidos y otra por la milicia talibana. Todo aquel que hubiera prestada o prestaba servicios a los países aliados, sería condenado a muerte.

La vida de los afganos y otros que también parecían lo mismo, fue lo que la impulso a pertenecer a la naval de los Estados Unidos de Norteamérica. Además su familia había sido una gran participante en la Segunda Guerra Mundial. Siendo parte de los aliados.

Esa ideología de Hitler sobre crear una raza aria era una paradoja ya que él era austríaco, no era un alemán puro. Como quería hacerle creer a las personas en aquellos tiempos y más a su círculo cercano. La cantidad de atrocidades que ordenó, era cada vez peor una peor que la anterior. Los campos de concentración, los experimentos que se habían ahí mismo además de las cámaras de gas. Todo ese genocidio contra la comunidad judía en Europa, el como quería eliminar toda evidencia de ellos. Y una prueba es la noche de los cristales rotos, esa noche dónde el terror se sembró en la comunidad judía alemana y austríaca. Esa noche en la que prácticamente los despojaron como si fueran trapos viejos, y no seres humanos. A partir de ahí, la vida de los judíos alemanes fue de mal a peor muchos se suicidaron. Era demasiado el hostigamiento, toques de quedar, romper tu sustento, no poder volver a ir a lugares públicos. Cada vez se hacía más difícil estar en la Alemania Nazifascista

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⏰ Última actualización: Jun 26, 2022 ⏰

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