Capítulo 11 "Te voy a destruir"

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Franco sintió una tremenda oleada de sentimientos devastadores al sentirla tan vulnerable y frágil, la estrecho con mayor fuerza hacia él y así permanecieron largo rato. Él sabía que cuando ella experimentaba algún tipo de sentimiento, era de la forma más extremista posible, amaba intensamente pero también era capaz de odiar con todo su ser, y eso la hacía peligrosa, era capaz de acabar con todo aquello que se interpusierá en su camino.
Pero verla en aquel estado, era la forma más extraña, dejaba claro que en ella existían toda clase de emociones, y no era más que un alma en busca de un refugio.

-¿Qué pasó Bárbara? - pregunto angustiado, al ver que su llanto no paraba.

-Perdóname, de verdad perdóname- repetía una y otra vez sin poder dejar que sus palabras fluyeran

-Mi amor, Dejame ayudarte, ¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor? - pregunto sin poder alejar la angustia que lo invadía, tenía aquel terrible presentimiento atorado en forma de nudo en la garganta y el corazón oprimido.

El corazón de Bárbara dió un vuelco al escucharlo llamarla así, por primera vez se sintió importante en la vida de alguien, que su sola existencia no fuera en vano, se aferró más a aquel abrazo y tratando de sacar fuerzas para pronunciar alguna palabra, le pareció algo sobrenatural.

-¿Podemos entrar? Necesito contarte algo - pronunció finalmente

-claro que sí, vamos - dijo mientras la tomaba de la mano, como si fuera una pequeña niña indefensa, juntos entraron a la casa y caminaron hasta la sala, donde ambos se sentaron uno muy cerca del otro, la impaciencia se apoderaba de Franco y Bárbara tomaba las manos de él, como si en ellas buscará el valor para poder contarle sobre su pasado, sus lágrimas habían parado momentáneamente, pero solo de pensar la idea de perderlo, sentía aquel escozor en los ojos.

-Un día me pediste que fuera sincera contigo, que te hablara de mi pasado, para que me ayudarás... - hizo una pausa, mientras suspiraba para poder mantener la calma y control de sus emociones, mientras él permanecía en completo silencio.

Cuando ella trato de hablar nuevamente, el teléfono de Franco sonó de imprevisto, él intento hacer caso omiso, pero ella le pidió que contestará, así ella tendría tiempo de pensar las palabras adecuadas para contarle a Franco toda la sombra de su pasado.

Él salió un momento al jardín, mientras Bárbara permaneció dentro de la casa, se levantó del sofá y comenzó a caminar de un lugar a otro, para controlar aquel ataque de ansiedad que la invadía, pero parecía que, a cada paso que daba los nervios la consumían y la opresión en su pecho la llevaba al punto de asfixiarla, teniendo la necesidad de salir huyendo de la casa, sin dudarlo, tomo su bolso y sin dejar que Franco volviera a la casa, se fué sin dar una explicación. Subió a su auto y se fue rápidamente, sin dejar rastro.

unos minutos después, Franco entro a la casa y no vió a Bárbara en la sala, la busco por los lugares más cercanos de la casa, pero finalmente vió que su auto no estaba, fue el momento en que se resignó y supo que se había ido, que nuevamente había huido, dejándolo con la intriga de querer saber aquello que mortificabà en gran medida a Bárbara.

Mientras tanto, ella volvía a la hacienda, hecha un mar de lágrimas, conducía a una velocidad increíble, sentía la necesidad de llegar a un lugar donde se sintiera a salvó.

Como pudo estaciono el auto y bajo inmediatamente, se encerró en su habitación y no hubo poder humano que la hiciera salir.

Cuando llegó Gonzalo estaba profundamente dormida, con rastros de lágrimas en su rostro, no quiso molestarla, pero sentía cierta preocupación, nunca la había visto tan sensible como en las últimas semanas.
Bajó solo a cenar, todos sus hijos estaban por primera vez reunidos en la mesa.

¡Admito que te amo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora