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«Los Archivos Robados»

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—¿Eres nueva aquí, cierto? —preguntó él. Yo había comenzado a conducir.

Lo miré perpleja.

—¿Cómo lo sabes?

—No fue díficil deducirlo —había un toque divertido en su voz—. El hospital queda del otro lado de la carretera, en sentido contrario al que vas.

—Oh —dije apenada, y aproveché que no venía nadie y dí una vuelta U.

—No llevas mucho tiempo conduciendo tampoco, ¿Cierto?

¿Cómo es que cada cosa que deducía sobre mí era cierta?

—Ehhh, no... ¿Es muy obvio?

Él me sonrió.

—Bueno, digamos que en menos de quince minutos atropellaste a alguien y diste una vuelta en U. No hay que ser un genio para adivinarlo.

Fruncí el ceño.

—Pero si dijiste que no te había atropellado —lo miré indignada.

—Una persona puede cambiar de opinión —se encogió de hombros.

Rodé los ojos.

—¿En dónde exactamente queda el hospital?

Él lo pensó un momento.

—Solo sigue derecho, y yo te diré en dónde cruzar.

Asentí.

—Así que —comenzó—. ¿Por qué te mudaste aquí?

Sopesé la idea de contarle por un momento.

—No debería decírtelo ¿O sí? Eres un completo extraño.

—Un completo extraño al que casi atropellas —recalcó de nuevo—. Al menos me merezco saber quién es la casi causante de mi muerte.

Yo negué con la cabeza.

—¿Es eso chantaje?

—Chantaje sería si te amenazara con denunciarte —corrigió.

—¿Y lo harías?

—Espero no llegar a esos extremos —su sonrisa brilló en la oscuridad.

Y decidí decirle. De igual forma, yo también quería que él supiera algo sobre mí.

Aunque no fuera lo más inteligente o seguro del mundo.

—Bien —suspiré aceptando—. Me mudé aquí por la universidad. Voy a comenzar el trimestre mañana.

—¿La Universidad Williams?

Yo no contesté, vacilante. ¿Sería bueno dar tanta información?

—Tomaré tú silencio como un sí —se burló—. Y por si te lo preguntas, lo sé porque es la única universidad que hay en la ciudad.

—¿Y eso por qué?

—Somos una ciudad pequeña conformada por sólo gente adinerada, desgraciadamente. A los riquillos de aquí les gusta la exclusividad.

—Eso es ridículo.

—Lo sé, pero así es como funcionan las cosas.

—Se nota que vives aquí hace mucho —comenté curiosa.

—Sí, se podría decir que hace algo.

—¿Toda tu familia vive aquí?

—Si por toda mi familia te refieres a mi abuelo, entonces si, todos vivimos aquí. Él de joven tenía un muy buen trabajo, y ahora vivimos de la fortuna que creó.

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